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Desmayo a niño con derecho

Bueno recuerdan que en mi historia anterior dije que ya no pegaría a niños pequeños bueno pues ahora pegue a otro niño con derecho pero por defensa personal no por nada mas lamentable el niño perdió un diente
Elenco: Yo:el pepe
MD:madre con derecho
ND:niño con derecho
Policía:buena onda
Señor de la tienda:ST
Por cierto tuve suerte que en el lugar que me defendí no hubo cámaras y también porque MD no grabó
Bueno esto paso cuando fui a una tienda compre agua y un rollo de papel (por cierto esto me paso ayer y pues me dio flojera de subirlo y ahora si tengo ganas) en eso veo que MD y ND entran a la tienda.. el niño tenía chocolate y una hamburguesa (la hamburguesa se la estaba tragando como en los dibujos animado realmente fue horrible ver eso) y la MD estaba comprando y viendo las cosas de la tienda como si quería robar en eso veo que MD le dice al señor de la tienda si le puede dar 20 rollos de papel.. yo me quede con cara de wtf y el señor también pero luego se fue a buscar rollo en el almacén y pues la señora me ase practica mientras veo que el niño estaba cogiendo dulces y chocolates
Yo:señ-
MD:hola que tal yo me llamo MD
Yo:si MD pero
MD:oye quieres que te invite a mi casa un día
Yo:ahh bueno si pero mas tarde (en ese momento aproveche que se distrajo para poder grabar a su hijo robando) (la señora me habla mucho porque me quería distraer)
MD vio que el señor ya venía entonces ella me dijo adiós y se fue corriendo con su hijo pero cuando se fue olvido el celular de su hijo (por cierto el niño tenía 6)
Agarre el celular de MD y pues vi que el niño tenía puros juegos y en correos vi que tenia el correo de la madre (en ese momento le dije todo lo que pasó al señor menos lo del celular)
El señor dijo que pondría una denuncia y que si veía a MD y ND que los lleve a la comisaría
Regrese a mi casa y vi que el celular era robado porque ese celular lo vi en mercado libre (una aplicación de ventas) y borre todos los juegos del niño y utilize el correo de la madre para poder hacer varias cosas (no eran cosas sucias y nada por el estilo nisiquiera quería el numero de teléfono de la madre solo quería saber el facebook de la madre y publicar que ella era una ladrona en su propia cuenta de facebook
Fui a la comisaría pero a medio camino me encontre con MD y ND
Md al ver que tenía su celular me dio una cachetada en toda la cara y pues si dolió mucho en eso ND aprovecha y me quita su celular el prende su celular y ve que le borre sus juegos en ese entonces se pone a llorar como nunca y MD me intenta golpear pero yo con una patada del caos le desmayo (no dire en que consiste la patada del caos porque en el anterior reddit dije en que consistía esa patada) y ND se puso a llorar pensando que mate a su mamá y veo que ND me da una patada en los huevos y pues la verdad dolió un poco ND no sabía patear y era muy débil esa patada y pues aprovecho en darle una patada fuerte en los huevos y veo que se retuerce del dolo pero antes que el niño se desmaya el niño me intenta golpear pero yo con un puñetazo le desmayo por completo (le quito un diente) y pues voy a la comisaría y menciono el nombre de la MD y el policía me interroga y al final arrestaron a MD por 32 años no me preguntén lo que hacía MD por que verdaderamente no le va a gustar y ND fue donde sus abuelos porque su papá se fue a otro país cuando nació ND y pues me ise amigo del abuelo de ND ya que MD le iso algo terrible a su padre cuando ella era una joven y a el igual le duele un poco ya que es su hija y ND esta molesto a mas no poder conmigo pero se que cuando el tenga mas edad se lo llevaran a servicio militar
Por cierto no puedo publicar el facebook por política de privacidad (creo, aunque igual no me quiero meter en problemas con reddit xd) y también porque su padre y su madre ya no quieren que publique su facebook de su hija ya que se siente ofendidos (por eso no dije el nombre de ND y MD)
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Análisis del bloque procesista

Los procesistas catalanes están acostumbrados a conseguir que la izquierda española les observe con las gafas que los mismos les proponen.Estas gafas son falsificadoras y embellecedoras hasta extremos inauditos:el procesismo no aparece así como un objeto histórico sino ideal, es decir como una unidad simple y pura sin partes ni articulación interna, ni clases sociales ni intereses materiales heterogéneos y con posibles conflictos y divergencias en cuanto a objetivos.
Se postula un guión peliculero y ramplón de buenos y malos, un pueblo unido como un solo hombre, con un liderazgo angelical de mártires íntegros,con policías que no pegan sino reparten flores, con objetivos que no son de este mundo sino relativos a la libertad y la felicidad absolutas sin cualificación institucional alguna, y con un enemigo perverso que es también de una sola pieza, definido con terminología ficticia étnica,Castilla, que concentra todos los vicios, como sus oprimidos todas las virtudes.El chovinismo supremacista y racista antiespañol, es continuo, aunque hábilmente enmascarado.Así los rebeldes son ciudadanos ilustrados autoconscientes, porque en Cataluña no hay Régimen corrupto ni redes clientelares ni manipulación de las masas, en las escuelas no adoctrinan sólo enseñan civismo republicano y verdad histórica.En cambio, la malvada Castilla amamanta a los niños con la mugre neofranquista, sembrando el odio anticatalán y la apología del Imperio, y el amor ala alienación y la servidumbre, nunca los castellanos han dejado de suspirar por la tiranía y el "vivan las caenas", por el pan y el circo subvencionados.
por eso el 15 M fracasó, porque lo hacía un pueblo deformado y corrompido, pero si lo hubieran hecho los catalanes, superiores en clarividencia y virtud habría triunfado.Y esto es lo que está ocurriendo, que los republicanos, hartos del franquismo insuprimible en Castilla, han emprendido la revuelta antioligárquica en forma de secesión nacionalista, en el único lugar donde podría triunfar.Con esta leyenda alucinante e insultante pretenden los rebeldes succionar la autonomía política de la izquierda española, reduciéndola al tonto útil y al felpudo que pueden usar sin contemplaciones para lograr sus objetivos reaccionarios,egoístas y particularistas enmascarados y embellecidos hasta el ridículo, como lucha por las libertades mundiales , el socialismo y el Paraiso en la Tierra.
Pues usando criterios de materialismo político básico, vamos a no creernos tanta cursilería santurrona, y no juzgar a los agentes por su autobombo y su propaganda, sino por lo que hacen y lo que son, en unas coordenadas de posiciones socioeconómicas e intereses de clase, que les restringen los cursos posibles de acción.
Los grupos sociales básicos que apoyan el procesismo son tres:a) los funcionarios catalano parlantes de la Administración y del sistema educativo público en todos sus niveles; este es el vivero de los principales cuadros dirigentes, cargos públicos y productores letratenientes de ideología legitimadora y enmascaradora
b) los pequeños(sobre todo)y medianos empresarios que han sido reducidos a polvo por la crisis y la brutal competencia europea, que no han podido resistir, como es el caso de la propia familia de Artur Mas.
c)las clases medias agrarias de las antiguas zonas rurales carlistas, fuertemente beneficiadas por las subvenciones de Pujol, en el proceso de construcción de sus amplias redes clientelares, y que fueron la versión para ricos del PER andaluz, con los mismos efectos de control, subordinación, fidelización y soborno político de sus perceptores.
Este electorado es ampliamente compartido por el binomio antigua Convergencia-ERC, si bien podrían hallarse, en un análisis más detallado matices de predominancia de uno un otro electorado en cada una de las formaciones políticas. ERC tiene unas siglas que son tan veraces como las del PSOE, su republicanismo no tiene nada que ver con el federalismo, y su izquierdismo es una tomadura de pelo para incautos.La diferencia entre los convergentes y ellos es que los primeros baten récords de corrupción, habiéndose repartido el pastel con el PSC(un partido cada vez más catalanista, que se hundió por el abandono en masa de la clase obrera industrial) y están vinculados , sobre todo, a intereses empresariales, mientras que los segundos han impregnado cada vez más el procesismo de etnicismo xenófobo, una radicalización del supremacismo cultural.
En una República catalana independiente sin duda habría un turno de partidos dominantes similar al Régimen del 78, donde los ex-convergentes y ERC harían los papeles análogos al PPSOE,quedando reducidos los cuperos al papel ornamental y folklórico de IU, sin perjuicio de los abismos ideológicos y estratégicos que oponen a ambas formaciones. IU me parece respetable, la CUP en absoluto, y ya diré las razones cuando aborde las únicas circunstancias, tenebrosas, en las que podrían llegar a tener poder político efectivo de verdad.
Así que tenemos aquí un bloque de "gente de orden", como dice Fernández Steinko, en quien me baso para muchos datos,que sin embargo se han metido en un aventura sin salida por los siguientes motivos.En toda Europa se han consolidado movimientos políticos similares, en la extrema derecha bávara, en los tigres exportadores austríaco y finlandés, en el norte de Bélgica e Italia, en Holanda, y ahora en Cataluña.En todos los casos se plantean demandas separatistas sociales o territoriales por parte de las regiones más ricas que defienden un "chovinismo del bienestar" según el cual es preciso garantizar la cohesión social, identitaria e institucional de la propia región para poder competir ventajosamente en Europa, ganando grandes ingresos exportadores y atrayendo inversiones que quieran beneficiarse del auge de esas empresas exportadoras.Desde estas necesidades competitivas estratégicas, los costes fiscales de mantener sistemas estatales de transferencias interregionales de rentas, con el objetivo solidario de corregir desigualdades, no son vistos como justicia redistributiva, sino como una agresión al propio bienestar.
En estos movimientos se ataca el sistema solidario de transferencias fiscales entre regiones en realidad no por su injusticia agresiva contra sus propios intereses,(que es su visión emic, interna la propia que tienen los hablantes de una lengua que conocen sus significados) sino por su igualitarismo. La justicia requiere, en la tradición socialista, que a cada cual se le exija según sus capacidades y cada cual reciba según sus necesidades.Ello implica, en este contexto, que se midan las necesidades de cada región, y se garantice un mismo gasto financiero por unidad de necesidad en todos los territorios.El objetivo es que las regiones ricas transfieran, como donantes netas, el excedente de su recaudación respecto a las necesidades, para que las pobres puedan cubrir la brecha entre su recaudación insuficiente y lo que necesitan.Puede haber en el sistema mejoras técnicas, como el refinamiento dela precisión en las mediciones de las necesidades pero no deben alterarse lo más mínimo los principios del diseño.Esta es la visión externa o etic, la propia de los que exploran una lengua desde coordenadas de validez objetiva universal, aptas para todas las lenguas, la visión de una Justicia universal defendible de modo racional y argumentativo, trascendiendo las divisiones entre dentro y fuera de cada pueblo.
Estos movimientos reaccionarios de las regiones ricas, ávidos de alegar todos los recursos posibles para competir mejor con otros territorios carecen de todo sentimiento de solldaridad con las regiones pobres que les lastran, para ellos es natural que los"suyos"gocen de mejores hospitales , escuelas y prestaciones públicas, que los habitantes de territorios con menores rentas per cápita,quienes no se han ganado su derecho a la ayuda, y despilfarran las subvenciones que ellos financian con su trabajo duro en gastos disolutos en putas, drogas y alcohol.¿Alguien considera que exagero?Los libertarianos de extrema derecha norteamericana,justifican la insumisión fiscal, porque los impuestos son el robo contra ellos que comete el Gobierno para usar los fondos en sobornos y subvenciones y regalías para todo tipo de morralla y lumpen, "putas liberales, negratas drogadictos"(tal es su lenguaje, no el mío, evidentemente), y demás indeseables que se pulen sus ahorros en divertirse y colocarse en vez de en cursillos de cualificación para emprendedores eficaces.También la Liga Norte italiana quiere independizarse para no pagar impuestos a "la Roma ladra" que después los distribuye en subvenciones que malcrían a los vagos y tarados dependientes del mezzogiorno, fracasando siempre en desarrollar su propio modelo industrIal. Es sorprendente que los argumentos ultraliberales de la peor derecha europea los empleen en la CUP para denegar la redistribución de impuestos catalanes fuera de Cataluña, porque, según dicen, están hartos de entregar dinero a Madrid para que Castilla lo malverse en corrupción y subvenciones inútiles que premian ala ineficiencia de los extremeños, asturianos, andaluces...y todos aquéllos que fracasan en tener su modelo industrial.A lo que hay que contestar, que si en unas regiones se concentra riqueza y en otras pobreza, ello se debe a una constelacion compleja de factores históricos,como el desarrollo desigual capitalista, según el cual para que unos vendan productos de alto valor añadido con beneficios,otros deben vender materias primas baratas que bajen los salarios y costes de los primeros, y además sin las transferencias fiscales que crean demanda solvente en los mercados, no podrían venderse en ellos los productos de las regiones más desarrolladas.El desarrollo desigual se debe a contingencias históricas acumuladas y en absoluto a la distribución de emprendedores eficientes y el trabajo duro, no son esos factores meritocráticos personales los que explican las diferencias de éxito económico.las transferencias traducen la compensación por las injusticias históricas acumuladas por las regiones pobres.
Además , nótese el chovinismo racista antiespañol que hay en el argumento de la corrupción:ésta sólo ocurre en España, por nuestra inferior cultura franquista-analfabeta, pero no en Cataluña, ellos que quieren ser la Finlandia del Mediterráneo, con su ética protestante rigorista e impecable, lejos de la picaresca mugrienta española y católica. Este es el nivel sofisticado de los exabruptos cuperos. No se les ocurre pensar, está fuera de su horizonte, que es la corrupción interna de Cataluña lo que explica que les quede una renta insuficiente para acometer las infraestructuras deficitarias.La corrupción, dentro y fuera de Cataluña, no se deduce de los mecanismos objetivos de las transferencias interregionales,procede de mecanismos independientes y externos, las tramas partidistas de organización de adjudicaciónes fraudulentas de contratos públicos a empresas que se forran con sobrecostes merced al pago de comisiones y sobornos.Si el problema es la corrupción, no la solidaridad, la respuesta adecuada es lucha entre todos contra la corrupción, y no destruir alegremente la solidaridad.Es meridiano que la corrupción sólo es un miserable subterfugio para defraudar la solidaridad por puro egoísmo avaro.
¿Cómo este bloque conservador de señoritingos y tenderos puede haber capturado el imaginario de la izquierda catalana?Aquí incluimos al ala soberanista del PSC que se acabó cargando el partido, al sustituir la agenda de lucha social por la causa nacionalista y espantando a las tradicionales bases de la clase obrera industrial de las grandes ciudades, que se acabaron echando en brazos de Ciudadanos por pura desesperación, y no encontrar nada mejor.Podemos es el destino natural de esos votos, que nos darían el Gobierno en España y Cataluña, si abandonáramos todo escarceo con los nacionalistas, cuyos objetivos so incompatibles con los nuestros.
Y, sobre todo, consideraremos el papel de la CUP,compuesta por los hijos radicalizados de las clases medias agrarias de origen carlista, que aspiran a una batasunización de la sociedad catalana.Socializados en ambientes culturales cerrados y ensoberbecidos por una tradición larga de pujanza económica, interpretan la crudeza de la crisis como resultado de la pérdida de cohesión comunitaria, debilidad del espíritu propio por el veneno cosmopolita introducido por Castilla y su lengua globalizadora imperial, la que promueva identidades mixtas, híbridas, donde sus distintos componentes se ajustan y flexibilizan recíprocamente, bajo la cobertura igualitaria de un lista universal de derechos ciudadanos que vincula al Estado que los garantiza.El único sentido en que somos españoles es el de la ciudadanía,y los derechos universales que comporta, ningún ciudadano español tiene obligación de sentirse ni catalán ni español ni cupero ni nada de nada, si bien todas esas identidades son compatibles y miscibles siempre dentro de los límites permitidos por la ley.El pacto con el Estado es así:tú me dejas que en mi vida privada me sienta como quiera y me junte con quien quiera siempre que en la vida pública yo cumpla los deberes legales de ciudadanía.Pero la CUP. impugna el Pacto denuncia toda Nación Política moderna como proyecto del capital, que al eliminar toda pertenencia identitaria , toda raigambre colectiva cultural, convierte a los sujetos en hojarasca frágil manejable sin resistencia por las fuerzas del mercado, reducidos a centros deseantes cuyas preferencias se negocian a diario en actos comerciales en un marco legal estatal que sólo requiere una administración de justicia eficaz y con capacidad coercitiva.Es decir que si la democracia estatal moderna se ha revelado como dispositivo idóneo para el imperio universal del capital, al vaciar a los sujetos de determinaciones comunitarias y reducirlos a homo economicus que maximiza su utilidad egoísta solitaria, entonces la única defensa sería el retroceso romántico a pasados precapitalistas y preindustriales idílicos.
Así pues o sujeto anómico liberal desarraigado o sujeto enculturizado en tradiciones campesinas antiquísimas.Lo malo es que tales tradiciones no son reales ni continuas ni vivientes, sino reconstrucciones artificiosas,invenciones académicas con retales inertes de un pasado irremediablemente suprimido.La utopía radical de igualitarismo étnico rural, que ama la homogeneidad total de costumbres y recela de toda división considerada fratricida ha convergido con los conservadores chovinistas del bienestar, que acatan el orden capitalista competitivo, en la denuncia del Estado castellano franquista que les roba sus recursos para desplifarrarlos. O sea que el punto clave que articula las distintas componentes del procesismo es el antiestatismo español, que se enraiza profundamente en el anarquismo catalán decimonónico con su derecho de autodeterminación reciclado hoy como derecho a decidir, e realidad, obligación de elegir entre identidades para romper las mezclas, y que cada cual sólo tenga una, o verdadero catalán, ciudadano pleno del nuevo Estado ,o español, y discriminado como tal como invitado extranjero de derechos disminuidos.
Porque es evidente, por mucho que lo quieran enmascarar con retórica, que si fundas el Estado en una condición común de pertenencia étnico-cultural, como hace el Estado sionista de Israel, el modelo favorito de Artur Mas para el Estat Catalá, no puedes al mismo tiempo mantener una definición de ciudadanía propia de nación política moderna, que es neutra e indiferente a toda identidad étnica cultural, objetiva o subjetiva.Eso sería como fundar y no fundar a la vez el Estado en la etnia, y eso es absurdo.Así que los españoles en el nuevo Estado, los que no hayan querido elegir entre identidades que quieren mezcladas, serán "extranjeros invitados", con algún grado de protección, pero desprovistos de la plena ciudadanía.¿Y esto que significa?pues que los verdaderos catalanes gozarían de derechos subjetivos que los habilitan para exigir en los tribunales protección efectiva contra cualesquiera abusos gubernamentales que conculcasen sus derechos fundamentales, y cualquier autoridad que lo hiciese se pondría fuera de la Ley y los aparatos mismos del Estado se pondrían en marcha para removerla y castigarla. Pero en el caso de los extranjeros españoles, serían auténticos "dimmies", los "protegidos", nombre dado alas minorías religiosas no musulmanas en países islámicos.Podían vivir tranquilamente ,previo pago del impuesto de capitación, y respetar ciertas restricciones, como no vestir igual que los creyentes, no tener armas ni montar caballos, ceder el paso a los creyentes, no caminar nunca delante de ellos, sino detrás, a cierta distancia;no construir nunca casas de igual altura a la de los creyentes,etc. Pues bien, un español residente en el nuevo Estado catalán, por definición no sería ciudadano y no tendría derechos ni facultades legales objetivas para reclamarlos, sería solo alguien acogido a la magnanimidad arbitraria de las autoridades, a la concesión "graciosa" de protección, que lo mismo puede darse que quitarse.Estar sometido ala voluntad arbitraria de alguien no obligado ni regulado por ley general restrictiva, equivale, precisamente a ser sin derechos.Los armenios fueron durante siglos protegidos del sultán turco, gozaron de gran prosperidad, hasta que en el siglo XX, en el contexto de la Primera Guerra Mundial, el Gobierno les retiró la protección y los asesinó en masa, un gran genocidio de más de un millón de muertos(no recuerdo si incluso dos).Eso pudo ocurrir porque no tenían derechos, y sus verdugos tenían la impunidad garantizada por hacerlo porque estaban legalmente facultados para ello.Los españoles en el nuevo Estado catalán serían similares, pero entiéndase la analogía, no porque les fuera a pasar lo mismo, sino porque no sería el derecho positivo vigente el que lo prohibiera tajantemente, sino que las Autoridades no lo harían nunca por prudencia política, porque un genocidio no sería tolerado en el corazón de la Unión Europea, y acabarían en el Tribunal de la Haya, como criminales.pero si hubiera una implosión europea, en una cascada de guerras regionales . desatadas por el irredentismo,podrían repetirse las mayores aberraciones históricas.Por eso es increíble que aún haya alguien que considere legítima la secesión unilateral, es decir el acto coactivo de fuerza, nada pacífico y menos inocuo, por el que dos millones de personas hayan pretendido en serio suplantar las voluntades e intereses de 7,5 millones de catalanes y de 46 millones de españoles, para imponernos a todos una radical reestructuración del estatus de la comunidad política estatal amputando una parte del sustrato territorial de la Nación, hasta el extremo de quedar convertidos todos los españoles, incluidos los residentes en Cataluña, de golpe y porrazo, en extranjeros, con las consecuencias nada desdeñables que he mencionado antes.
El proyecto nazi fundamental era reunir a todos los alemanes de cultura y lengua, a pesar de que disfrutaran de derechos igualitarios de ciudadanía en sus países de residencia,bajo el paraguas protector de un gran Reich alemán, fundado en criterios de superioridad racial, directamente ya que se creía que la sangre era portadora de cultura y un Espíritu nacional específico.A través de propaganda, agitación, terrorismo y sabotaje en varios países, a traves de referéndums populares de anexión, como en Austria, Hitler reuníó a los alemanes en un gran Estado expansionista que acabó por provocar la guerra en Europa, y 60 millones de muertos.Los delirios de la CUP llegan al extremo de incorporar el irredentismo catalanista, que ambiciona reunir a todos los catalanes de lengua y cultura bajo la protección de la República étnica catalana, anexionándose Baleares y Valencia, donde la nación catalana malvive oprimida por la bota castellana.Pues bien , tal programa sólo puede cumplirse mediante la guerra, así de simple.El resurgir de los irredentismos en Europa(hay facciones de gobierno e Polonia y Hungría para "liberar" minorías connacionales en otros países, como Rumanía o Bulgaria) amenaza con empezar a alterar las fronteras de la Segunda Guerra Mundial, y eso es una monstruosidad que debemos evitar como sea, por ejemplo negando toda legitimidad a los partidos que creen en semejantes planes y desenmascarándolos ante la opinión pública.
En la tradición socialista la fórmula institucional para recobrar la solidaridad humana elemental frente al caos competitivo de la sociedad burguesa capitalista, donde "todo lo sólido se desvanece en el aire", el modo de volver a anclarnos en un fulcro que nos proteja del vértigo de la transubstanciación capitalista de todo valor de uso concreto en quanta homogéneos de valor abstracto, en la época de la globalización de las fuerzas productivas en las cadenas multinacionales de valor y del comercio en las comunicaciones mundiales, y del capital en los flujos financieros desregulados por todo el planeta, nuestra única seguridad está en el internacionalismo, en establecer comunas autoorganizadas de trabajo libre asociado en cooperativas que se vinculen entre sí, en escalas territoriales crecientes, mezclando trabajadores multinacionales con identidades múltiples.Redes de cooperativas(labour managed firms) de escala creciente, ayudadas y reguladas por el Estado, junto a empresas publicas estatales, y sin excluir empresas capitalistas que puedan cumplir su función en la transición a otro sistema,todo esto hecho en los marcos solidarios de un Estado federal español, que conserve las estructuras solidarias ya constiuidas, para mejorarlas y ampliarlas en dirección a una Federación europea, de tamaño continental, el unico que puede hace frente al capitalismo globalizado.
La CUP ofrece falsas soluciones de seguridad vinculadas al repliegue sobre el terruño, con peligrosas ideas de supremacismo cultural y étnico, a través de una lengua que se imagina portadora de una visión del mundo homogénea, la específicamente catalana, inconmensurable con todas las demás, y añade el irredentismo como programa de expansión territorial siguiendo el hilo conductor de la lengua, idealizada y espiritualizada frente a los derechos reales y concretos de la gente de carne y hueso.Todo esto está condenado al fracaso más estrepitoso, porque ignora por completo el juego real de las fuerzas que configuran el mundo, y en vez de acomodarnos a ellas para recíprocamente asimilarlas a nuestros proyectos, la ingenuidad de la CUP se desgañita diciendo que si su fábula es desmentida cruelmente por la realidad, es porque la realidad es malvada y dominada por fuerzas malignas que sabotea sus sueños.Pero si la desocalización empresarial, siguiendo sus obvios intereses, desbarata tus sueños en cuatro días, así como el pueblo griego y su 60% de apoyo a su autodeterminación frente a la Troika fue aplastado en una sola noche, no sirve lloriquear y denunciar la maldad el mundo, sino abandonar proyectos imposibles, y buscar los recursos efectivos para oponernos a lo que no queremos en nuestras vidas, de modo real y no retórico.La CUP es absolutamente inconsistente, al subordinar el anticapitalismo al etnicismo xenófobo y reaccionario nacionalista, impide todo análisis racional y toda salida objetiva que sólo puede ser colaborativa y multinacional en marcos reales de producción, circulación y distribución social que no son una aldea idealizada de églogas pastoriles y banquetes ceremoniales con gentes que son de fiar sólo porque proceden de la misma estirpe de míticos pueblos milenarios y hablan la lengua pura y originaria de nuestros ancestros.
EN 1992 el millonario europeo Heineken siguiendo al economista anarcocapitalista Leopold Kohr diseño un mapa de la Europa Federal ambicionada por las élites financieras globales y la burocracia de la Comisión, a saber,75 regiones o microestados, basados en comunidades étnicas homogéneas y monolingües, rompiendo las naciones políticas posrevolucionarias, el origen de la izquierda política estatal.Estos microestados, enzarzados en mil conflictos permanentes entres sí, con sus poblaciones estabuladas a base de mitos locales y desconfianza universal contra todas las demás , son las plataformas ideales de dominio para una burocracia central de la UE y un Banco Central omnímodo con el poder de chantaje de sus armas de destrucción financiera masiva, y para grandes corporaciones que aumentarían el rango de sus elecciones, y por tanto sus grados de libertad,jugando a enfrentar entre sí a los muchos competidores por atraer sus inversiones.¿Qué resistencia podría organizarse contra ninguna cadena global de valor si hay que poner de acuerdo a 75 sujetos en vez de 26? El separatismo etnicista de la CUP va en dirección opuesta a lo que tenemos que promover, integración y no fragmentación. Quien vea con claridad las estrategias imperialistas de fragmentación de Estados soberanos en pequeños bantustanes para promover una "nation building" neoliberal, de dominio delas corporaciones sobre los recursos naturales con bandas de mercenarios que dispersan en el caos el monopolio de la violencia legítima, deberían ver también el significado geopolítico de fragmentar nuestro Estado y dinamitar sus efectivas estructuras de solidaridad multinacional
El odio al Estado estaba justificado en el Estado liberal mínimo del régimen manchesteriano, recordemos, aquel que en época de Marx, hacia 1870, hacía que la edad media de vida de los obreros en Londres era de 33 años, menos que en Calcuta.Un Estado que ignora las necesidades populares, sólo dedicado a proteger el derecho de propiedad y el cumplimiento de los contratos,y reprimir toda manifestación sindical y toda protesta popular legítima.Un Estado indiferente a la justicia distributiva, los derechos socieconómicos y la democracia social.Pero tras la derrota del fascismo y la regulación keynesiana de la economía, y la incorporación masiva del derecho laboral y los aparatos de la seguridad social, la educación y sanidad públicas, el Estado se convirtió en una conquista de los trabajadores y no una pura máquina hostil.Las herencias del franquismo en nuestro Estado se concentran en los aparatos de fuerza y la judicatura, los viejos elementos del Estado manchesteriano, pero todos los aparatos de seguridad social son conquistas nuestras que tenemos que proteger y no despreciar alegremente, es falso llamar franquista indistintamente a toda institución, como llamar pujolista a los aparatos gubernativos catalanes in toto, sin residuo alguno que pudiera salvarse.la consecuencia objetiva del desafío catalán no es abrirnos la senda de un maravilloso proceso constituyente, sino destruir todos los elementos que anudan la solidaridad entre pueblos en el Estado, dejando un mar de agravios y resentimientos entre comunidades, que sólo puede conducir a graves enfrentamientos.No digo ninguna exageración, porque si desarticulamos las transferencias fiscales en un régimen general de cupo, condenaremos a la miseria y el subdesarrollo, a la mayoría de las regiones, hoy receptoras netas del sistema,y rodeando unas pocas islas de prosperidad.Es falso que romper el Estado nos permita gobernarlo, tras la necia ruptura, sólo habrá caos disgregador y asesino , no serenidad reformista, y nada constructivo podrá emprenderse.
Además la ruptura devaluará la deuda española y catalana, disparando los intereses, y en el caso catalán, en un contexto de pérdida de exportaciones y aumento vertiginoso de déficit comercial por los nuevos aranceles que tendrá que asumir fuera de la UE y la Eurozona. El resultado, con una moneda devaluada al 38%, como mínimo,sería un círculo vicioso de hiperinflación y más devaluación, que degradará todavía más la calificación crediticia de la deuda pública, provocando desconfianza inversora y fugas de capitales.Luego la necesidad desesperada de financiación para importar insumos estratégicos y pagar las nóminas de funcionarios y servicios públicos, mientras se desploman las bases fiscales por caída de exportaciones, obligará al Gobierno de la República catalana a redoblar el austericidio, bajando brutalmente el gasto público y rebajando salarios de modo generalizado.El resultado serán fuertes disturbios, que además se concentrarán en los sectores más vulnerables de la población,clase obrera industrial, jóvenes del precariado en los servicios, e inmigrantes de la economía sumergida, que no por casualidad son los menos vinculados al procesismo. Para reprimir las protestas, los Mossos recuperarán el modo habitual, y volverán a los buenos tiempos de "arrancar cebollas", descalabrar a la gente.En una situación dramática, y con serio peligro de hundimiento del Estado y linchamiento popular masivo de los dirigentes que mintieron miserablemente a las masas, no me extrañaría que el Gobierno recurriese ala vieja válvula de escape de la acción exterior, buscando unir y galvanizar al pueblo contra amenazas foráneas.Habría primero, persecución de españoles residentes, y después agitación y propaganda en los países Catalanes, buscando crear tensión y disturbios, para allanar las demandas de anexión, y finalmente a la CUP se le daría algo así como un Ministerio de la guerra para organizar a la carrera un Ejército popular de Liberación.Bien,este escenario de pesadilla es perfectamente verosímil, tal es la gravedad de los escenarios que nos estamos jugando.Supongo que aquí puedo parar,que ya habré abusado de vuestra paciencia hasta la extenuación .Mañana trataré de hacer una prospección de qué cosas podemos esperar para los próximos días, y las opciones y posiciones posibles de los distintos agentes analizados, además de un breve análisis de las protestas sobre el anticatalanismo histórico de los españoles, anticipo un poquito, una carta de Stendhal, el célebre escritor francés,publicada en Memorias de un Turista, 1838:"cabe señalar que en Barcelona predican la virtud más pura,el beneficio general y que a la vez quieren un privilegio:una contradicción divertida.Estos señores quieren leyes justas, menos la de aduanas, que debe hacerse a su gusto.los catalanes quieren que todo español que use telas de algodón pague cuatro francos al año sólo por existir Cataluña.Por ejemplo, es necesario que el español, de granada, Coruña o Málaga, no compre productos británicos de algodón, que son excelentes y cuestan un franco la unidad, pero use productos catalanes, muy inferiores y cuestan tres francos la unidad.Dicen estar hartos de los privilegios de la clase noble, que no tienen pero quieren seguir disfrutando de los privilegios comerciales que con su influencia, hace ya tiempo, que lograron extorsionar ala Monarquía Absoluta"..¿A qué no hacen falta más comentarios?Supongo que nadie me dirá que Stendhal decía esto porque era un franquista. SALUD.
submitted by Espartaco17 to podemos [link] [comments]

Liberalismo frente a socialismo: el futuro de la humanidad en juego. Hasta que los valores humanos no coticen por encima de los de Wall Street, la Humanidad no habrá salido de la Edad de Piedra, aunque haya sustituido las anticuadas hachas de sílex por modernas ojivas nucleares.

Andrés Herrero
http://www.infolibre.es/noticias/club_info_libre/librepensadores/2016/08/03/liberalismo_frente_socialismo_futuro_humanidad_juego_53216_1043.html
Liberalismo y Socialismo son los dos sistemas político-económicos que se disputan la organización de la sociedad.
El neoliberalismo, doctrina oficial del capitalismo, presume de ser el que más riqueza crea, en tanto que el socialismo se preocupa de repartirla equitativamente.
Dos concepciones antagónicas del mundo que difieren totalmente en sus estrategias, comportamientos, métodos y fines.
Hasta el momento el liberalismo ha logrado imponerse con claridad a su rival pese a tener que efectuar ciertas concesiones durante la guerra fría, como la creación del Estado de Bienestar; concesiones que ha ido retirando tan aprisa como su éxito le permitía hacerlo sin poner en peligro su hegemonía.
Para poder compararlos debidamente, la Tabla de Valores Explícitos recoge las premisas fundamentales que inspiran a ambos modelos, y la Tabla de Valores Implícitos las consecuencias que se derivan de ellas:
 VALORES EXPLÍCITOS 
LIBERALISMO SOCIALISMO
Libertad Vida Humana
Propiedad Privada Medios públicos de producción
Mercado libre Mercado regulado y supeditado al bien común
Producción orientada al lucro Producción orientada a las necesidades
Impuestos al consumo Impuestos a la riqueza
Igualdad ante la ley Igualdad social
Estado protector Estado proveedor
 VALORES IMPLÍCITOS 
LIBERALISMO SOCIALISMO
Acumulación de riqueza Reparto de riqueza
Privilegios Igualdad de derechos
Elitismo Supresión de clases sociales
Interés y lucro particular Interés general y beneficio público
Rentabilidad y eficiencia económica Bienestar y eficiencia social
Competitividad Cooperación
Depredación y abuso Respeto y equidad
Crecimiento Sostenibilidad
Producción basura usar y tirar Producción de calidad
Obsolescencia programada Durabilidad
Consumismo y derroche Moderación y uso responsable
Cortoplacismo Visión de futuro
Libertad o vida humana
Fue el gran padrino del credo liberal, Friedrich von Hayek, Premio Nobel de Economía el que en 1974 sentenció durante una visita al Chile de Pinochet (1) que no todas las libertades eran buenas, porque:
»Prefiero una dictadura liberal a un gobierno democrático en el que todo liberalismo esté ausente, porque la democracia constituye tan solo un instrumento al servicio de la libertad que de ninguna manera tiene la misma categoría que ella.
»Desgraciadamente, la libertad está gravemente amenazada por el afán de la mayoría, compuesta por gente asalariada, de imponer sus criterios y opiniones a los demás (los miembros de la élite, se supone).
Más que los votos, las torturas, abusos y ejecuciones de una dictadura liberal constituyen el mejor camino hacia la libertad:
«Aunque es cierto que equiparar mecánicamente a Hayek y los neoliberales con Pinochet constituye un simplismo injusto, porque a aquéllos les basta el mercado, mientras que al dictador chileno le bastaron las armas, no puede olvidarse que, en puridad, a ambos les sobra la democracia». (2)
Los liberales piensan que la democracia tiene que estar al servicio del mercado, porque no es la democracia, sino el mercado, el que nos hace libres. Su libertad no es la de un hombre un voto, sino la de un dólar un voto (3). Libertad de clase que exige limitar el poder del gobierno, pero no el de los amos del dinero.
Los liberales convierten la Libertad en un dios absoluto que se sitúa por encima de todo, incluida la Vida Humana, y aunque algunos de sus seguidores objeten ofendidos que también ellos consideran la vida el máximo bien, si fuera cierto, nadie se quedaría sin trabajo ni ingresos, sin techo, desahuciado y arrojado a la calle con su familia, ni se moriría de hambre, de frío o por falta de cuidados médicos, habiendo en el mundo recursos, medicinas, comida y viviendas suficientes para todos.
Pero para despejar cualquier duda, el propio Mr. Hayek se encargó de precisar que «una sociedad libre exige el mantenimiento de vidas, pero no de todas las vidas (sólo las de primera obviamente), y que las únicas reglas morales son las que conducen al cálculo de esas vidas: la propiedad y el contrato».
Sólo el que posea fortuna, tendrá libertad y sobrevivirá. Coherente con esa filosofía sin escrúpulos, Hayek rechazó que se proporcionara ayuda a los miles de africanos que perecían de hambre a causa de la sequía, argumentando que:
Fuera viejos, pobres e improductivos. Planteamiento secundado al milímetro por su correligionario y Premio Nobel de Economía en 1976, Milton Friedman, que respondió así a la esposa del politólogo Herman Kahn, cuando ésta le propuso hacer algo para mejorar la atención médica pública a los más necesitados:
El que quiera derechos que se los pague. El que quiera libertad que la compre. El Mercado ha decretado que sólo el que el que tenga dinero, comerá. Que el precio de los alimentos lo determine la especulación en la bolsa de Chicago, no le preocupa, porque no es asunto de su incumbencia.
Los liberales alegan en su favor que gracias al capitalismo la población del mundo es hoy día mayor que nunca. Hecho tan incuestionable como que también existen más pollos, terneras y cerdos que nunca alojados en granjas industriales… ¿pero se puede llamar vida, al hecho de sobrevivir a cualquier precio, desposeído de lo más elemental y sometido a la voluntad ajena?, ¿viven acaso los esclavos?
Vivir es algo más que respirar o percibir salarios de miseria, y una existencia desarrollada en condiciones infrahumanas, sin libertad, deja de ser una vida, para convertirse en una carga.
La supremacía del dinero sobre la vida constituye la primera línea roja insalvable que separa al liberalismo del socialismo.
Porque, cuando falta la vida, la libertad sobra.
La propiedad privada
El liberalismo es una elaborada construcción ideológica destinada a justificar la Propiedad Privada, elevarla a los altares y convencernos de que la posesión de bienes, cuantos más mejor, constituye la vía óptima para el progreso de la humanidad en general y la personal en particular.
La coartada perfecta para la desigualdad.
Ahora bien, si nadie ha creado la tierra, los ríos, los bosques y recursos naturales, ¿cómo puede considerarse legítima su apropiación, en virtud del derecho de pernada, del yo llegué primero? Aunque nosotros marquemos el territorio con cercas y títulos de propiedad, y los animales con heces, unos y otros actuamos del mismo modo.
Estamos ante la primera, pero no la única, de las muchas liberalidades que los liberales se confieren graciosamente. Por no mencionar las herencias: la flagrante contradicción que representa la posesión y disfrute de bienes que uno no se ha ganado.
Veneran la Propiedad Privada como un ídolo pagano, al que todos los sacrificios humanos que se le ofrezcan para que se muestre propicio: esclavitud, explotación laboral, despidos, precariedad, recortes, revoluciones, guerras, cárceles, delincuencia, drogadicción, violencia, desigualdad y miseria, etc., les parecerán siempre insuficientes.
Mi yate antes que tu hambre.
Las libertades que el liberalismo concede a los seres humanos se resumen en:
a) Enriquecerse sin límites.
b) Pasarse toda la vida al servicio de los ricos o morirse de hambre.
Un menú de lujo. Mayor magnanimidad no cabe, aunque hasta sus fans más incondicionales reconocerán, que resulta extremadamente difícil, por no decir imposible, ser libre, cuando no se tiene nada más que la propia vida para vender a cambio de lo que a uno quieran darle.
Sin duda el bien más valioso y el peor pagado.
Los liberales denominan Propiedad Privada a la Riqueza con mayúsculas. Con suma habilidad, se han sacado de la manga invisible el as del Mercado: ese juego trucado de ganadores y perdedores, mezcla de especulación, manipulación, tráfico de influencias, corrupción, fraudes, trampas, dobles varas de medir, monopolios, recalificaciones, rescates financieros, leyes a la carta, evasión de impuestos, información privilegiada y paraísos fiscales, que da a cada cual lo que se merece.
Lógicamente, si los leones no comparten, los humanos no vamos a ser menos que ellos, aunque hay que señalar en favor de las fieras que, como no conocen la ambición, una vez saciado su apetito, dejan en paz a las demás criaturas, cosa que nosotros no hacemos, porque con nada nos conformamos…. razón por la que 60 personas disponen de los mismos recursos para vivir que 3.500 millones, la mitad de la población del planeta. Con el agravante añadido de que las bestias no engañan, ni encubren sus apetitos depredadores con los buenos modales de la educación.
La libertad planteada como patente de corso para acumular riqueza sin freno ni medida, o como oportunidad para desarrollar una existencia sin privaciones ni servidumbres, ensancha aún más la brecha existente entre ambos modelos.
Los seres humanos no son libres de elegir si desean alimentarse o no, sino que están obligados a hacerlo. Su libertad comienza a partir del momento en que tienen cubiertas sus necesidades vitales. Algo que el liberalismo torna imposible, al trasplantar al seno de la sociedad humana la libertad de la selva: la misma competencia entre desiguales a la hora de disputarse el bocado y la misma libertad de depredación, llevando hasta sus últimas consecuencias el precepto de Mandeville, de que «nada es más natural con el curso de las cosas que unas criaturas vivan a costa de otras» (4), que el león se coma al antílope, el pez grande al chico, el fuerte al débil y la multinacional al obrero.
Funciona el sálvese quien pueda y el tanto tienes, tanto vales. Quien no sea rentable, perecerá. Bienvenida sea la competencia en pie de desigualdad y la hegemonía del más apto. Devorar o ser devorados es la cuestión. Con la mano invisible convertida en un puño, los poderosos se han erigido en los máximos predadores de sus semejantes, transformando la desigualdad social creación suya, en desigualdad natural, obra del cielo. Porque que el hijo de un león sea un león y no una gacela, es obra de la naturaleza, pero que el hijo de un rey sea un rey, o el heredero de un rico, rico, es cosa nuestra.
Sostienen los liberales que si la selva se autorregula ¿por qué no va a hacer lo mismo el Mercado que opera con sus mismos esquemas de funcionamiento?, ¿por qué ponerle puertas al campo, si la Riqueza ya se encarga de premiar a los mejores y la regulación natural de eliminar a los superfluos?
Criterio excluyente que rechaza tajantemente el cardenal Sandoval señalando que «si trabajando mucho, uno se hiciera rico, los burros serían millonarios». Revolución equina que no ha estallado, salvo alguna coz intempestiva. Igual que nadie ha trabajado más que los esclavos, ni obtenido menos a cambio, a pesar de ser sus dueños los más fervientes partidarios de la libertad.
El apellido, mercado, que le ponen a la misma, indica que se trata de una libertad de las mercancías y no de las personas. Porque que el Mercado sea libre, no implica que los humanos lo sean también, sino que la explotación tiene que ser libre, sin reglas, siguiendo el mandato de Mandeville de que «la mayor riqueza es poseer una multitud de pobres laboriosos, porque de ellos se derivan todas las comodidades y bienes».
Método infalible de hacer fortuna que en la Inglaterra colonial alcanzó su apogeo con el tráfico de esclavos y la opresión de los pueblos indígenas.
La competencia y la desigualdad
El liberalismo defiende que cada individuo se ha de sacar las castañas del fuego por sí sólo, demostrando su valía en dura competencia con los demás. Principio universal que choca frontalmente con los privilegios de cuna y posición que él mismo fomenta, y que requeriría suprimir las herencias para que se cumpliera. Pero nada de eso sucede y poco tiene que ver nacer en el seno de la familia Rockefeller, con hacerlo en la de una cajera de supermercado o de un taxista.
La riqueza engendra inevitablemente una sociedad de clases. De personas de primera, de segunda y de tercera, con diferentes posibilidades vitales en función de su diferente patrimonio.
Funcionamiento elitista que sitúa al liberalismo en las antípodas del socialismo. Porque riqueza implica no sólo tener más, sino sobretodo ser más. Al rico todo se le perdona, mientras que al pobre de todo se le acusa. A los ricos se les respeta y hace la ola, mientras que a los pobres se les desprecia y pisotea. El rico goza de impunidad y el pobre de presunción de culpabilidad.
Al liberalismo se le podría calificar con mucha mayor propiedad (privada por supuesto), de elitismo. La desigualdad que suscita, invalida la supuesta igualdad de todos ante la ley, y convierte a ésta en la principal arma de los poderosos para presionar, subyugar y despojar a la mayoría, confirmando una vez más que «el derecho civil sirve para que los ricos roben a los pobres, y el derecho penal para impedir que los pobres roben a los ricos» (5). Desigualdad que plantea un serio problema de convivencia y de orden público a la sociedad.
Porque, mientras que en el reino animal, las fieras, como el león, el cocodrilo o la boa, se bastan y sobran a sí mismas para proteger su botín, los humanos necesitan leyes, gobiernos, guardias, guardaespaldas, jueces, cárceles, soldados, armas y ejércitos, para conservarlo y mantenerlo a salvo.
Por esa razón los liberales abogan por un Estado Mínimo, de carácter represivo, con impuestos lo más bajos posibles que aseguren sus posesiones, mientras que el socialismo se decanta por unos impuestos suficientes, que permitan a todos, y no solo a los más afortunados, disponer de los servicios esenciales de sanidad, educación, vivienda, desempleo, pensión, etc.
Los liberales rechazan la progresividad impositiva, el tributar conforme a la capacidad económica de cada uno, y en su lugar optan por gravar el consumo: el litro de gasolina, el kilowatio de luz y la barra de pan que todos, ricos o pobres, pagan por igual. Sólo en materia de impuestos y cargas fiscales se muestran partidarios de repartir el esfuerzo a partes iguales y justo es reconocérselo.
Visto desde su óptica, el estado de bienestar es incompatible con el bienestar del mercado, porque si se puede hacer negocio con la salud y la educación de la gente, ¿por qué renunciar a él?
A los liberales la justicia social les suena a sexo de los ángeles, a música celestial. A comportamiento que no es de este mundo. Compartir, repartir, qué idea tan peregrina y absurda. Que se lo pregunten a un león a ver qué le parece.
La creación de la riqueza
El liberalismo concibe la producción de bienes y servicios, no como forma de satisfacer las necesidades colectivas, sino de obtener el mayor lucro individual. La moda, aunque sea un capricho, resulta rentable, mientras que investigar patologías raras, o curar las enfermedades de los habitantes del tercer mundo, no.
Las ganancias primero, los humanos detrás. Si para aumentar los beneficios hay que despedir a la mitad de la plantilla o llevarse las fábricas a China, adelante. El único derecho humano legítimo es el de enriquecerse. Cualquier otra consideración está fuera de lugar.
Todo se mide con la vara de la rentabilidad. La cuenta de resultados manda. Lo que produce beneficios es bueno, con independencia de cómo se consigan, sea con la venta de armas o con el blanqueo de fondos. Al fin y al cabo, el dinero lava todas las faltas. Y si la desigual correlación de fuerzas, permite remunerar a la gente sólo con la comida, ¿por qué pagarle más, un salario mínimo por ejemplo? Sería un exceso imperdonable.
Los seres humanos representan sólo un coste que hay que ajustar a su mínima expresión. Postura puramente mercantilista para la que carece de sentido ilegalizar la esclavitud o el trabajo infantil, que tan positivos efectos tienen sobre la economía:
«Tengo un hijo de seis años que vive a mi costa, aunque es muy capaz de ganarse la vida. Le pago el alojamiento, la comida, la educación, la ropa y la asistencia sanitaria. Millones de niños a su edad ya trabajan. El escritor Daniel Defoe (Robinson Crusoe) opinaba que los menores podían ganarse el sustento a partir de los 4 años.
Así que debería dejar la escuela y ponerse a trabajar, lo que haría mucho bien al carácter de nuestro hijo, que vive en una burbuja sin apreciar el valor del dinero.
Subvencionamos su existencia ociosa, defendiéndole de la cruda realidad. Está demasiado protegido y debe exponerse a la competencia para llegar a ser una persona más productiva. Quizá hasta podría trasladarme a un país donde el trabajo infantil todavía se permite, para darle más posibilidades de encontrar un empleo». (6)
La prohibición del trabajo infantil atenta de lleno contra la libertad de empresa, el correcto desenvolvimiento de las fuerzas del mercado y la abierta competencia, puesto que «el capitalismo es perfectamente compatible con la esclavitud, mientras que la democracia, no» (7), y sería injusto restringir una actividad tan provechosa. No hace falta añadir que el pillaje medioambiental forma parte también del mismo paquete, y que destrozar un espacio virgen tiene premio.
Cierto que lo que es bueno para el individuo, no tiene porque serlo para la colectividad, como sucede al fabricar contaminando o al obligar a trabajar sin medidas de seguridad, pero es que todo no se puede tener, y el interés particular debe primar sobre el general para que la economía marche bien.
Gana el individuo, pierde la sociedad. Pero como, según la señora Tatcher, «la sociedad no existe, solo existe el individuo» y la sociedad no es más que una colección de individuos aislados sin vínculo ni obligación alguna para con sus semejantes, difícilmente se la puede perjudicar. Eso sí, aunque la dama de hierro repudiaba las sociedades humanas, sí creía en las sociedades anónimas. Las únicas merecedoras de todo su apoyo, admiración y estima.
La historia demuestra, sin embargo, que desde la tribu más primitiva, hasta el estado más avanzado, los humanos han estado siempre organizados en comunidades, no yendo cada uno por libre, a su aire. La diferencia radica en que, en una tribu primitiva, todas las labores se realizan colectivamente (y todos pasan hambre o ninguno lo padece), mientras que como el capitalismo ha disuelto todos los lazos humanos, la nación sólo se comporta como un cuerpo colectivo unificado cuando va a la guerra.
Si denominamos economía al conjunto de actividades mediante las cuales los seres humanos cubren sus necesidades, una actividad económica como la liberal que para producir bienes necesita destruir personas y hasta su propio hábitat, representa la negación de su razón de ser… ¿o alguien en su sano juicio piensa que esquilmar los mares y arrasar la selva es crear riqueza?
El crecimiento indefinido es la enfermedad mortal del capitalismo. Una imposibilidad física en un medio finito como el nuestro. Los liberales confunden producir riqueza con producir millonarios. Se preocupan mucho de la producción y nada de los seres humanos. Apuestan por lo cuantitativo en detrimento de lo cualitativo. Fomentan la eficiencia económica: lograr una elevada productividad, sacrificando a cambio la eficiencia social: conseguir unas condiciones decentes de trabajo y de vida para todos.
De ahí la inflación de artículos de usar y tirar, con caducidad programada y de baja calidad que nos invade. Plaga de consumismo cuyo exceso solo puede colocarse mediante un exhaustivo bombardeo publicitario, porque para el capitalismo, derroche equivale a crecimiento, aunque la superproducción de ropas, aparatos electrónicos y objetos completamente prescindibles que al cabo de poco tiempo nadie volverá a usar, hacen que su manida creación de riqueza termine en creación de basura.
Si los precios de los artículos suben por encima de la inflación, aunque la producción del país no varíe, el PIB crece. El incremento del coste de un fármaco computa en la contabilidad nacional como si la empresa que lo fabrica hubiera producido más cantidad. Volver de peaje una carretera, o colocar parquímetros en las calles, también aumenta el PIB (8). Las privatizaciones provocan ese efecto expansivo al remunerar servicios que antes se prestaban gratuitamente.
La prostitución y el tráfico de drogas también hacen volar la economía. Cuando las viviendas subían de precio año tras año, se nos repetía constantemente que cada vez éramos más ricos y que la economía marchaba viento en popa a toda deuda. Fue más tarde cuando nos informaron que el fútbol era lo único que estaba a la altura de nuestras posibilidades.
En EEUU, entre los años 2014 y 2015, el 92% de los beneficios de sus grandes empresas se destinaron, bien a la compra de sus propias acciones, bien al pago de dividendos, para hinchar el precio de las mismas (9). Aparente creación de valor que permitió a sus ejecutivos recibir bonus astronómicos por su excelente gestión, aunque la cotización de sus empresas no guardara relación alguna con su verdadera situación.
El liberalismo no conoce más horizonte que el cortoplacismo: ganancias para hoy, quiebras para mañana, y se halla embarcado en una constante huida hacia adelante para escapar de los problemas que él mismo crea. Sus partidarios invocan la responsabilidad individual para eludir la responsabilidad social, cuando en la práctica han acabado de facto con ella por vía de las sociedades anónimas, las personas jurídicas, los paraísos fiscales, los testaferros y la ingeniería financiera. Quien responde de sus actos, ya no son ellos, sino el Mercado.
La lección que, sin embargo, el pasado nos enseña, es que la unión y la colaboración han rendido mejores frutos que la rivalidad y el enfrentamiento. La tendencia innata del ser humano no es a subirse a un ring a darse de puñetazos con otro hasta que sólo el vencedor quede en pie, sino que ese es el modelo caníbal de convivencia impuesto por el capitalismo.
Capitalismo que se muestra mucho más dinámico que el socialismo a la hora de estimular la iniciativa individual, hasta que se le exige respetar el interés general y armonizarse con él, momento en que dicha motivación desaparece tan rápido como surgió.
Las grandes multinacionales y entidades financieras, mayores que muchos estados (solo Wal-Mart es mayor que 161 países), se hallan tan fuertemente centralizadas, jerarquizadas y burocratizadas como ellos, y bastantes habrían colapsado, pese a su superior eficiencia, si no se las hubiera salvado con fondos públicos.
Igualmente, la sanidad pública bate con claridad a la privada en costes, prestaciones y coberturas universales sin exclusión de patologías ni de tratamientos costosos, y en cualquier comparación entre ellas, la segunda sale malparada, porque lo suyo no es el servicio, sino el beneficio (10).
La fuerza del liberalismo reside en su capacidad para depredar el medioambiente y extraer hasta la última gota de utilidad de cada ser humano, haciéndole rendir al máximo y convirtiendo su vida en trabajo. Su más reciente acierto ha sido hacerle competir, no ya contra sí mismo o contra sus congéneres, sino contra máquinas, robots e inteligencias cibernéticas. De este modo resulta cada vez menos necesario y valioso, y se torna obsoleto antes. El desequilibrio entre las dos especies, humana y tecnológica, se está disparando a pasos agigantados. La Tecnología va a multiplicar la capacidad de los poderosos para dominar a sus semejantes hasta extremos nunca antes conocidos.
La pugna Liberalismo –Socialismo constituye la cara visible del combate Egoísmo–. Conciencia que se libra en el interior de cada persona.
Si la humanidad continúa progresando por el camino del Mercado-Selva, cultivando sus peores instintos, dispuesto a llegar incluso hasta la propia autodestrucción para satisfacer sus ansias de poder, riqueza y éxito, sin cambiar su perspectiva individual por otra comunitaria, sustituyendo el acumular por compartir y la competencia por la cooperación, difícilmente tendrá un futuro.
Porque hasta que los valores humanos no coticen por encima de los de Wall Street, no habrá salido de la Edad de Piedra, aunque haya sustituido las anticuadas hachas de sílex por modernas ojivas nucleares."
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El enfoque marxista de la liberación de la mujer - El comunismo y la familia ( 2 - 2 ) (Mayo de 2016)

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Pero, ¿cómo se logrará esta reducción y redistribución del trabajo doméstico? En la transición de la dictadura del proletariado al comunismo pleno, la transformación de la familia es un corolario de la expansión de la producción y el aumento de la abundancia. Su extinción o desintegración es resultado del éxito económico. En el proceso, será remplazada por nuevas formas de vivir que serán inconmensurablemente más ricas, humanas y gratificantes. Bien puede haber la necesidad de desarrollar algunas reglas en el curso de esta transformación conforme la gente busque nuevos modos de vida. En el periodo de transición, será la tarea del colectivo democrático de los obreros, el soviet, construir alternativas y guiar el proceso.
Vogel no plantea la cuestión crucial: cuando la mujer se libere de la esclavitud doméstica, ¿será libre para hacer qué? ¿La reducción del tiempo que pase en el trabajo doméstico será compensada por un aumento comparable en el tiempo que pase en su trabajo, dos horas menos lavando ropa y trapeando pisos, dos horas más en la línea de ensamblaje de la fábrica? Ésa ciertamente no es la idea marxista de la liberación de la mujer.
Remplazar el trabajo doméstico y la crianza de los niños con instituciones colectivas son aspectos de un cambio fundamental en la relación entre producción y tiempo de trabajo. Bajo una economía socialista planificada, todo tipo de actividad económica —desde la producción de acero y computadoras hasta la limpieza de la ropa, los pisos y los muebles— pasará por un constante y rápido aumento en la cantidad de producto por unidad de trabajo aplicado. Mucho antes de que se logre una sociedad comunista, es probable que la mayor parte del trabajo doméstico ya se haya automatizado. Más en general, habrá una reducción continua del tiempo de trabajo total necesario para la producción y el mantenimiento de los bienes de consumo y los medios de producción.
En una sociedad plenamente comunista, la mayor parte del tiempo será lo que ahora llamamos “tiempo libre”. El trabajo necesario absorberá una porción tan pequeña de tiempo y energía que cada individuo se lo concederá libremente al colectivo social. Todos dispondrán del tiempo y de los recursos materiales y culturales necesarios para realizar trabajo creativo y gratificante. En los Grundrisse (1857), Marx cita la composición musical como ejemplo de trabajo genuinamente libre.
Los “feministas socialistas” falsifican la doctrina y la práctica bolcheviques
En 2005, Sharon Smith, figura dirigente de la ISO que se pretende una teórica, publicó un libro, Women and Socialism: Essays on Women’s Liberation (La mujer y el socialismo: Ensayos sobre la liberación de la mujer, Haymarket Books), del cual se espera una nueva edición revisada y expandida para este año [2015]. Un extracto de esta nueva edición, “Theorizing Women’s Oppression: Domestic Labor and Women’s Oppress-ion” [Teorizando sobre la opresión de la mujer: El trabajo doméstico y la opresión de la mujer], publicado en International Socialist Review (marzo de 2013), delinea lo que la ISO define como su nuevo enfoque del feminismo. La “teorización” de Smith se basa en gran medida en el concepto de que el trabajo doméstico no remunerado es el fundamento de la opresión de la mujer, como lo presenta Vogel en Marxism and the Oppression of Women: Toward a Unitary Theory.
Smith comienza criticando a Karl Marx y Friedrich Engels, un requisito esencial para acceder al medio feminista pequeñoburgués: “La manera en que Marx y Engels describen la opresión de la mujer presenta frecuentemente componentes contradictorios: en algunos sentidos cuestionando fundamentalmente el status quo de género, pero meramente reflejándolo en otros”. Smith critica incluso más agudamente la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia, un evento que los liberales, feministas o no, consideran en el mejor de los casos un experimento utópico fallido y, en el peor, el nacimiento de un estado policiaco totalitario.
Haciéndole el juego a los prejuicios anticomunistas, Smith afirma que los bolcheviques apoyaron el papel tradicional de la mujer, haciendo de la maternidad el más alto deber social: “A pesar de los enormes logros de la Revolución Rusa de 1917 —incluyendo la legalización del aborto y el divorcio, el derecho al voto y a contender por puestos públicos y la abrogación de leyes que criminalizaban la prostitución y la sexualidad gay—, ésta no produjo una teoría capaz de enfrentar las normas naturales heterosexuales o la prioridad dada al destino maternal de las mujeres”. Smith procede a citar una declaración de John Riddell, un historiador izquierdista que frecuentemente publica en la International Socialist Review de la ISO: “Las mujeres comunistas en ese periodo veían el tener hijos como una responsabilidad social y buscaban ayudar a las ‘mujeres pobres que desean experimentar la maternidad como la más elevada felicidad’”.
Apoyándose en una cita sacada de contexto, Smith y Riddell falsifican la doctrina y la práctica bolcheviques. Los bolcheviques veían el remplazo de la familia a través de métodos colectivos para la crianza de los niños no como un objetivo distante en una futura sociedad comunista, sino como un programa que estaban empezando a implementar en el estado obrero ruso soviético existente. Alexandra Kollontai, una de las dirigentes del trabajo bolchevique entre las mujeres, abogó por instituciones socializadas que asumieran completa responsabilidad por los niños y su bienestar físico y sicológico desde la infancia. En su discurso al I Congreso de Mujeres Trabajadoras de Toda Rusia en 1918, declaró:
“Gradualmente, la sociedad se hará cargo de todas aquellas obligaciones que antes recaían sobre los padres...
“Existen ya casas para los niños lactantes, guarderías infantiles, jardines de la infancia, colonias y hogares para niños, enfermerías y sanatorios para los enfermos o delicados, restaurantes, comedores gratuitos para los discípulos en escuelas, libros de estudio gratuitos, ropas de abrigo y calzado para los niños de los establecimientos de enseñanza. ¿Todo esto no demuestra suficientemente que el niño sale ya del marco estrecho de la familia, pasando la carga de su crianza y educación de los padres a la colectividad?”
—“El comunismo y la familia”, Editorial Marxista, Barcelona, 1937
En una sociedad socialista, el personal encargado del cuidado y la educación en guarderías, jardines de niños y las escuelas preescolares estará compuesto de hombres y mujeres. De este modo —y sólo de este modo—, podrá eliminarse la división ancestral del trabajo entre hombres y mujeres en el cuidado de los niños pequeños.
El punto de vista de Kollontai acerca del futuro de la familia no era inusual entre los dirigentes bolcheviques. En La mujer, el estado y la revolución: Política familiar y vida social soviéticas, 1917-1936 (Ediciones IPS, 2010), Wendy Goldman, una académica estadounidense de simpatías liberales feministas, escribe que Aleksandr Goijbarg, el principal autor del primer Código Sobre el Matrimonio, la Familia y la Tutela (1918), “alentaba a los padres a rechazar ‘su amor estrecho e irracional por sus hijos’. Según su punto de vista la crianza del estado ‘proveería resultados ampliamente superiores al abordaje privado, individual, irracional y no científico de padres individualmente “amorosos” pero “ignorantes”’”. Los bolcheviques no buscaban únicamente liberar a las mujeres del fastidio doméstico y la dominación patriarcal, sino también liberar a los niños de los efectos, frecuentemente nocivos, de la autoridad parental.
Los bolcheviques y el cuidado colectivo de los niños
Haciendo eco de Vogel, Smith escribe:
“Si la función económica de la familia obrera, tan crucial en la reproducción de la fuerza de trabajo para el sistema capitalista —y que al mismo tiempo forma la raíz social de toda la opresión de la mujer—, fuera eliminada, se sentarían las bases materiales para la liberación de la mujer. Este resultado sólo puede empezar a obtenerse mediante la eliminación del sistema capitalista y su remplazo por una sociedad socialista que colectivice el trabajo doméstico antes asignado a las mujeres”.
Aquí, el uso que hace Smith del término “trabajo doméstico” resulta ambiguo. ¿Se refiere únicamente a los quehaceres domésticos y al cuidado físico de los niños pequeños? ¿Y qué hay del “trabajo doméstico” que implica lo que se considera la tutela parental hoy día en EE.UU.? Smith no nos lo dice. Simplemente ignora la cuestión de las relaciones interpersonales entre las madres y sus hijos: escuchar y hablar con ellos de sus problemas, deseos y miedos; enseñarles los primeros pasos en el lenguaje y las bases de higiene, seguridad y otras tareas prácticas; jugar con ellos; ayudarles con su tarea. Al ignorar estas interacciones como parte del dominio colectivo, la idea del socialismo de Smith es enteramente compatible con la preservación de la familia, excluyendo los quehaceres domésticos.
¿Por qué esta ambigüedad en una cuestión tan crucial? La ISO apela a los jóvenes idealistas de la izquierda liberal promoviendo una versión del “marxismo” adaptada a sus puntos de vista y a sus prejuicios. Esta organización no toma casi nunca una posición sobre tema alguno que sea verdaderamente impopular en el medio de los radicales liberales estadounidenses. Las jóvenes feministas encontrarán muy atractiva la idea de una vida familiar sin quehaceres domésticos. Pero, ¿abandonar la perspectiva de un hogar familiar propio y la preocupación exclusiva por sus “propios” hijos? La audiencia pequeñoburguesa a la que se dirige Smith se horrorizaría ante el programa bolchevique para la transformación de la vida cotidiana a través de los métodos colectivos de vida. Como escribió Kollontai:
“La mujer, a la que invitamos a que luche por la gran causa de la liberación de los trabajadores, tiene que saber que en el nuevo estado no habrá motivo alguno para separaciones mezquinas, como ocurre ahora.
“‘Estos son mis hijos. Ellos son los únicos a quienes debo toda mi atención maternal, todo mi afecto; ésos son hijos tuyos; son los hijos del vecino. No tengo nada que ver con ellos. Tengo bastante con los míos propios’.
“Desde ahora, la madre obrera que tenga plena conciencia de su función social, se elevará a tal extremo que llegará a no establecer diferencias entre ‘los tuyos y los míos’; tendrá que recordar siempre que desde ahora no habrá más que ‘nuestros’ hijos, los del estado comunista, posesión común de todos los trabajadores”.
En 1929, el Partido Comunista (PC) ruso todavía llamaba por la extinción de la familia, a pesar del ascenso al poder político de una casta burocrática conservadora dirigida por I.V. Stalin cinco años antes. Pero como escribimos en “La Revolución Rusa y la emancipación de la mujer”: “Para 1936-37, cuando la degeneración del PC ruso ya estaba completa, la doctrina estalinista declaró eso un ‘craso error’ y llamó por una ‘reconstrucción de la familia sobre una nueva base socialista’”.
La familia como una construcción social
Mientras que Smith y Riddell afirman falsamente que el régimen bolchevique de los primeros años apoyaba el papel tradicional de las mujeres como principales cuidadoras de sus niños pequeños, Goldman lo critica por no hacerlo:
“Los bolcheviques les adjudicaban poca importancia a los poderosos lazos emocionales entre padres e hijos. Asumían que la mayor parte del cuidado necesario de los niños, hasta de los más pequeños, podía ser relegado a empleados públicos pagos. Tendían a menospreciar el rol del lazo madre-hijo en la supervivencia infantil y el desarrollo del niño en edad temprana, por más que hasta un conocimiento rudimentario del trabajo de guarderías pre-revolucionarias hubiera revelado las tasas de supervivencia escandalosamente bajas para niños pequeños en contextos institucionales y los obstáculos para el desarrollo infantil sano”.
Esta analogía es completamente inválida. El trato y la suerte de los niños pequeños en los empobrecidos orfanatorios de la Rusia zarista no pueden ser comparados de ningún modo con el cuidado colectivo de los niños en una sociedad revolucionaria. Un estado obrero, particularmente en un país económicamente avanzando, tendría los recursos humanos y materiales para proporcionar un cuidado para los niños pequeños muy superior en todos los aspectos al de una madre en el contexto privado del hogar familiar.
Más aún, los bolcheviques pusieron gran énfasis en la salud y el bienestar de las madres y los niños. El Código Laboral de 1918 proporcionaba un descanso pagado de 30 minutos al menos cada tres horas para alimentar a un bebé. El programa de seguridad maternal implementado ese mismo año proveía una licencia por maternidad pagada de ocho semanas, recesos para el cuidado infantil e instalaciones de descanso en las fábricas para las mujeres en el trabajo, cuidado pre y postnatal gratuito y pensiones en efectivo. Con la red de clínicas de maternidad, consultorios, comedores, guarderías y hogares para las madres y los bebés, este programa probablemente fue la innovación más popular del régimen soviético entre las mujeres.
Los feministas en EE.UU. y otros lugares denuncian frecuentemente la proposición de que “la biología determina el destino” como una expresión de machismo. Y, sin embargo, Goldman asume que las mujeres, o incluso los hombres, que no tienen relación biológica con los bebés ni los niños pequeños son incapaces de desarrollar los mismos sentimientos de protección hacia ellos que sus madres biológicas. Los padres de niños adoptados probablemente tendrán algo que decir contra esta idea. Pero la práctica moderna de la adopción en EE.UU. también está basada en la idea de que sólo en el contexto de una “familia” —ya sea de madre y padre biológicos, padres adoptivos o padres gay o transgénero— los niños pueden recibir el cuidado y el amor necesarios. Lejos de ser un hecho natural, la idea de que los niños sólo pueden desarrollarse con éxito en el contexto de una familia es una construcción social.
Cuando la gente vivía como cazadores-recolectores (durante la vasta mayoría de los 200 mil años en los que ha existido nuestra especie), la banda o la tribu, no “la pareja”, era la unidad básica de la existencia humana. Un ejemplo del pasado no muy distante viene del testimonio de los misioneros jesuitas del siglo XVII entre el pueblo de cazadores naskapi de Labrador. Como lo cuenta Eleanor Burke Leacock en su magnífica introducción a El origen de la familia, la propiedad privada y el estado de Engels (International Publishers, 1972), los jesuitas se quejaban de la libertad sexual de las mujeres naskapi, señalándole a un hombre que “no estaba seguro de que su hijo, que estaba ahí presente, fuera su hijo”. La respuesta del naskapi es reveladora: “Ustedes no tienen sentido. Ustedes los franceses aman sólo a sus propios hijos; pero nosotros amamos a todos los niños de nuestra tribu”.
La desaparición de las clases y la propiedad privada bajo el comunismo conduciría inevitablemente a la completa libertad en las relaciones sexuales y a la desaparición de cualquier concepto de legitimidad e ilegitimidad. Todo el mundo tendría acceso a los beneficios completos de la sociedad por el sólo hecho de ser ciudadano del soviet internacional.
La familia como portadora de la ideología burguesa
Vogel y Smith limitan implícitamente el concepto de trabajo doméstico a las actividades físicas. De ese modo, Smith escribe: “Las actividades cotidianas de la familia aún giran alrededor de la alimentación, el vestido, la limpieza y el cuidado en general de sus miembros, y esa responsabilidad aún recae principalmente en las mujeres”. Pero criar hijos con miras a su eventual ingreso al mercado laboral no es como criar becerros y corderos para el mercado ganadero. La reproducción de la fuerza de trabajo humana no tiene sólo un componente biológico, sino también uno social, es decir ideológico. Llevar a un niño a la iglesia o a recibir educación religiosa también es una forma de trabajo doméstico, importante a su modo para la preservación del sistema capitalista; lo mismo sucede con llevar a un niño a ver una película que glorifica los “valores familiares”, el patriotismo, etc. La familia es la principal institución a través de la cual la ideología burguesa en sus distintas formas se transmite de una generación a la siguiente.
En El ABC del comunismo (1919), escrito por dos dirigentes bolcheviques, Nikolai Bujarin y Evguenii Preobrazhensky, se explica cómo la diminuta minoría de capitalistas no puede dominar a la clase obrera utilizando sólo la fuerza física y la coerción impuestas por la policía y el ejército. La preservación del sistema capitalista también requiere de la fuerza de las ideas:
“La burguesía comprende que no puede someter a la clase obrera con la sola fuerza bruta. Sabe que es necesario nublar también el cerebro... El estado capitalista educa especialistas para el acretinamiento y la doma del proletariado: maestros burgueses y profesores, curas y obispos, plumíferos y periodistas burgueses”.
Bujarin y Preobrazhensky señalaron tres instituciones fundamentales para mantener el dominio ideológico de la burguesía: el sistema educativo, la iglesia y la prensa (los medios masivos actualmente incluyen también al cine, la televisión y el Internet).
En los países capitalistas avanzados, en los que los niños son normalmente considerados propiedad de sus padres, la familia tiene relaciones distintas con cada una de esas instituciones. A partir de los cinco o seis años, los niños están legalmente obligados a asistir a la escuela (pública o privada) y los niños más chicos con frecuencia van a preescolar. Desde muy temprana edad, los niños ven televisión; algunos padres, más frecuentemente las madres, controlan lo que ven. A diferencia de los maestros y los productores de televisión, los clérigos no tienen un acceso tan automático a los niños pequeños: en EE.UU. y otros países, los padres deciden si sus hijos reciben adoctrinamiento religioso o no. Al menos al inicio, este adoctrinamiento les es impuesto a los niños en contra de sus deseos subjetivos. Probablemente no hay en el planeta un niño de cuatro o cinco años que prefiera asistir a servicios religiosos en vez de jugar con otros niños.
Tomemos el caso de un niño de diez años cuyos padres son católicos practicantes. Desde que tiene memoria lo han llevado a misa. Ha ido a una escuela católica en vez de ir a la escuela pública, o adicionalmente a ésta. En casa, ha escuchado rezos antes de cada comida y experimentado múltiples expresiones de fe religiosa en la vida doméstica cotidiana. Hay grandes probabilidades de que un niño como éste suscriba las creencias y doctrinas católicas al menos hasta una etapa posterior de su vida en la que se vea libre de la autoridad de sus padres.
Por otro lado, veamos ahora el caso de un niño de diez años cuyos padres no son religiosos. Su conocimiento de la religión está limitado a lo que ha aprendido en la escuela pública e información ocasional obtenida de programas de televisión, películas y discusiones con otros niños de mentalidad religiosa. Un niño así casi seguramente no será religioso. Pero no tener religión no inmuniza a un niño de otras formas probablemente “progresistas” de ideología burguesa. Un niño criado por padres que suscriben el “humanismo secular” muy probablemente se considerará políticamente liberal en EE.UU. o socialdemócrata en Europa, y probablemente demostrará elitismo intelectual. Así mismo, existe una corriente del libertarismo ateo (asociada con Ayn Rand) que glorifica el individualismo egoísta y el capitalismo de “libre mercado”. La religión no es la única forma de ideología burguesa reaccionaria.
La familia oprime a los niños al igual que a las mujeres, y deforma muchísimo la conciencia de los hombres también. Los feministas, liberales y “socialistas”, ignoran este hecho social fundamental, si no es que abiertamente lo niegan. Para éstos, reconocer que la opresión de los niños es intrínseca a la familia significaría (¡horror de horrores!) criticar el comportamiento socialmente condicionado de las mujeres en su papel de madres. Marxistas autoproclamados como Vogel y Smith, que promueven la tesis de que el trabajo doméstico es la base de la opresión de las mujeres, tratan implícitamente a las mujeres como si sólo hicieran bien a sus hijos.
Contra la represión sexual de los niños
Aunque la mayoría de los feministas condenarían el abuso físico de los niños, en los hechos permanecen indiferentes al abuso sicológico. Por tomar sólo un ejemplo, los hijos de padres fundamentalistas cristianos (católicos o protestantes) sufren la tortura mental de creer que irán al infierno si no se portan bien.
La represión sexual de los niños, que se extiende a la adolescencia, está bastante más extendida y causa daños sicológicos más graves. La sociedad capitalista está diseñada para penalizar la expresión de sexualidad de los niños desde el nacimiento. Incluso los padres más instruidos no pueden proteger a sus hijos de la ideología moralista y antisexo que permea la sociedad estadounidense —desde los pasillos decorados en azul y rosa en las jugueterías hasta la prohibición de desnudez en público y la demonización de la actividad sexual de los niños, incluida la masturbación—. Como principales cuidadoras de los bebés y los niños pequeños, las madres (más que los padres), inician el proceso de represión sexual, enseñándoles a los niños a sentirse avergonzados de sus cuerpos y a suprimir su curiosidad natural.
August Bebel, uno de los principales dirigentes de la socialdemocracia alemana a finales del siglo XIX y principios del XX, parece un libertario sexual radical en comparación de los “feministas socialistas” de hoy en día. En La mujer y el socialismo, insistía:
“La satisfacción del instinto sexual es asunto personal de cada uno lo mismo que la satisfacción de cualquier otro instinto natural. Nadie tendrá que dar cuentas a otro ni se entremezclará nadie a quien no se le llame... El hecho de que desaparezca esa vergüenza tonta y ese ridículo secreto para hablar de las cosas sexuales, dará al trato entre los sexos una forma mucho más natural que hoy” [énfasis en el original].
Uno puede leer cientos de páginas escritas por los “feministas socialistas” modernos sin encontrar un solo argumento de que una sociedad socialista le permitirá a todo mundo satisfacer mejor sus deseos y necesidades sexuales.
El futuro comunista
Bajo el comunismo, la gente tendrá la genuina y auténtica libertad de construir y reconstruir sus relaciones interpersonales. Desde luego, esta libertad no es absoluta. La humanidad no puede trascender sus características biológicas y su relación con el entorno natural. El hombre y la mujer comunistas también envejecerán y morirán. Tampoco es posible borrar por completo el pasado y construir la sociedad desde cero. La humanidad comunista heredará, para bien y para mal, el legado cultural acumulado de nuestra especie. No podemos s aber qué prácticas sexuales existirán en la sociedad comunista porque serán determinadas en el futuro. Cualquier proyección, y más aún una prescripción, llevaría consigo las actitudes, los valores y los prejuicios formados en una sociedad de clases represiva.
Una diferencia fundamental entre los marxistas y los feministas, ya sean liberales o supuestamente socialistas, es que nuestro objetivo final no es la equidad entre los géneros como tal, sino el desarrollo progresista de la especie humana en su conjunto. La crianza comunal de los niños bajo condiciones de abundancia material y riqueza cultural producirá seres humanos cuyas capacidades mentales y bienestar sicológico serán vastamente superiores a las de la gente en esta sociedad empobrecida, opresiva y dividida en clases. En un discurso de 1932 acerca de la Revolución Rusa, “¿Qué fue la Revolución Rusa?”, León Trotsky dijo:
“Verdad es que la humanidad ha producido más de una vez gigantes del pensamiento y de la acción que sobrepasaban a sus contemporáneos como cumbres en una cadena de montañas. El género humano tiene derecho a estar orgulloso de sus Aristóteles, Shakespeare, Darwin, Beethoven, Goethe, Marx, Edison, Lenin. ¿Pero por qué estos hombres son tan escasos? Ante todo, porque han salido, casi sin excepción, de las clases elevadas y medias. Salvo raras excepciones, los destellos del genio quedan ahogados en las entrañas oprimidas del pueblo, antes que ellas puedan incluso brotar. Pero también porque el proceso de generación, de desarrollo y de educación del hombre permaneció y permanece siendo en su esencia obra del azar; no esclarecido por la teoría y la práctica; no sometido a la conciencia y a la voluntad...
“Cuando haya terminado con las fuerzas anárquicas de su propia sociedad, el hombre trabajará sobre sí mismo en los morteros, con las herramientas del químico. Por primera vez, la humanidad se considerará a sí misma como una materia prima y, en el mejor de los casos, como un producto semiacabado físico y psíquico. El socialismo significará un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad. También es en este sentido que el hombre de hoy, lleno de contradicciones y sin armonía, franqueará la vía hacia una nueva especie más feliz”.
http://www.icl-fi.org/espanol/eo/45/familia.html
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Alemania ¡Abajo los intentos por criminalizar la prostitución! (Junio de 2014)

Espartaco No. 41 Junio de 2014
A continuación presentamos la traducción de extractos de un artículo de Spartakist No. 201 (enero de 2014), publicado por nuestros camaradas del Partido Obrero Espartaquista de Alemania. Aunque la prostitución en sí no es actualmente un crimen en Alemania, el nuevo gobierno de coalición entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) ha anunciado que planea imponer nuevas restricciones, disfrazadas de medidas para combatir el “tráfico sexual”.
Durante la presentación del último libro de la reaccionaria feminista burguesa Alice Schwarzer —una colección de artículos bajo el título amarillista de Prostitution—Ein deutscher Skandal. Wie konnten wir zum Paradies der Frauenhändler werden? (Prostitución: Un escándalo alemán; ¿Cómo pudimos convertirnos en el paraíso de los traficantes de mujeres?)—, grupos de trabajadoras sexuales, la Organización Alemana de Servicios Contra el SIDA y otros miembros de la audiencia protestaron activamente. En el evento, que tuvo lugar el 14 de noviembre de 2013 en Berlín, el podio estuvo ocupado exclusivamente por partidarios de Schwarzer. Entre ellos se encontraba un investigador de la policía, ¡que llamó por la reinstauración del registro de prostitutas! Previo al evento, Juanita Henning (presidenta de la Asociación Doña Carmen, un grupo defensor de los derechos de las prostitutas) explicó correctamente que lo que Schwarzer propone es una “ley policiaca, simple y llanamente” y la describió como una “feminista policiaca alemana”. Hacia el final del evento, una de las personas que hablaron en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales recibió un aplauso de tal magnitud que los oradores se sintieron obligados a abandonar el podio.
Desde que lanzaron su “Llamado Contra la Prostitución” en otoño del año pasado, Schwarzer y su revista Emma han estado en campaña para volver a criminalizar la prostitución. Para lograrlo, Schwarzer equipara la prostitución con la esclavitud, exigiendo “el ostracismo y, cuando sea necesario, también el castigo legal para sus clientes”. La “gran coalición” entre la CDU y el SPD ya ha anunciado que se va a “castigar...la prostitución derivada de la pobreza, al igual que la prostitución forzada, de manera más severa, con la introducción de nuevas figuras delictivas” (“Futuros castigos para los clientes de prostitutas forzadas”, Frankfurter Allgemeine Zeitung, 2 de diciembre de 2013).
Como marxistas, nos oponemos sin ambigüedades a estas medidas. La criminalización de los clientes sería un paso decisivo hacia la criminalización renovada de la prostitución —y de las prostitutas—. Decimos: ¡intercambiar dinero por sexo no es un crimen, ni por parte de las prostitutas ni de sus clientes! Afirmar que los únicos blancos de la legislación serían los clientes que pagan a sabiendas de que la persona ha sido forzada a prostituirse es un pretexto: esto es prácticamente imposible de demostrar y, en realidad, sirve sólo como excusa para fomentar la represión estatal, incrementar el número de redadas contra los burdeles y aterrorizar a las prostitutas, muchas de ellas inmigrantes, en las calles y donde sea.
Una ley similar rige desde hace años en Gran Bretaña. Nuestros camaradas de la Spartacist League/Britain escribieron: “De hecho, las inmigrantes ‘rescatadas’ por la policía durante las redadas ‘antitráfico’ son rutinariamente deportadas” (“Down With Labour’s Crackdown on Prostitution” [Abajo las medidas represoras del Partido Laborista contra la prostitución], Workers Hammer No. 205, invierno de 2008-09). En Francia, una ley basada en el “modelo sueco” de 1999, que considera un crimen pagar por sexo, recientemente superó la primera lectura, a pesar de las sostenidas protestas en contra.
La propaganda gubernamental a favor de reprimir la prostitución viene acompañada del discurso racista sobre las supuestas “bandas criminales” que, se asegura, han estado inundando el país con “prostitutas forzadas”, particularmente desde la extensión de la Unión Europea (UE) hacia el oriente. Es de esperarse que este alarmismo se incrementará aún más cuando los ciudadanos de Rumania y Bulgaria, con sus considerables minorías romaníes [gitanas], que viven en la pobreza abyecta, reciban el derecho formal a trabajar en Alemania a partir de enero de 2014.
En Europa Occidental, la actual crisis económica ha dado como resultado un rápido incremento de los ataques contra la vulnerable minoría romaní, que ha sufrido en la marginación durante siglos. Los gobiernos capitalistas están utilizando a los romaníes como chivos expiatorios, echando mano incluso de campañas mediáticas que reciclan difamaciones de origen medieval, como la mentira de que los romaníes roban niños y trafican con seres humanos. Alice Schwarzer es una aguerrida impulsora de esta campaña: su libro incluye artículos titulados “Un viaje a la patria de la prostitución forzada” (Europa Oriental, en especial Rumania y Bulgaria) y “Un viaje a la tierra de los vampiros”, con todo y citas de Drácula de Bram Stoker. Su “Llamado” propone protección contra la deportación únicamente para los “testigos”, es decir sólo para quienes se decidan a cooperar con el estado burgués.
La Liga Comunista Internacional se ha opuesto siempre a la UE como un bloque comercial imperialista en el que Alemania, Francia y Gran Bretaña llevan la voz cantante. Otros miembros, entre ellos los antiguos países del Bloque Soviético [dominado por los estalinistas], proporcionan mano de obra barata y mercados. La desesperada situación de los romaníes en estos países es un resultado directo de la contrarrevolución capitalista en estos antiguos estados obreros deformados, que condujo a masacres interétnicas y al nacionalismo genocida. El deseo de los romaníes de emigrar es frecuentemente nada más que un intento desesperado de escapar de la persecución racista y de la más abyecta pobreza. La única razón por la que las siniestras bandas que trafican con inmigrantes ilegales pueden operar es que los gobiernos capitalistas están decididos a mantener fuera a los trabajadores extranjeros y actúan con violencia homicida contra los refugiados. Nuestra demanda es: ¡plenos derechos de ciudadanía para quienes hayan llegado hasta aquí!
¡La prostitución forzada, por ejemplo a través de la esclavitud por deudas, la violación y la brutalidad sexual son auténticos crímenes! Sin embargo, nos oponemos a los intentos por parte del estado de equiparar la “esclavitud sexual” y la “prostitución forzada” con la prostitución en sí y de retratar cualquier intercambio de dinero por sexo como una forma potencial de esclavitud. La prostitución con mucha frecuencia degrada y explota, pero criminalizarla sólo empuja a las prostitutas hacia los medios lúmpenes, donde prácticamente pierden la posibilidad de acceder a los servicios sociales y de salud y donde se vuelven mucho más vulnerables a la criminalidad de pandillas y a la violencia de los proxenetas. Como marxistas advertimos que todas y cada una de las intervenciones del estado burgués no harán sino incrementar directamente la miseria de la gente involucrada; su único objetivo es servir de pretexto para incitar a la policía y los tribunales a atacar a los inmigrantes, a las mujeres y a la sexualidad misma.
A todo esto, ¿qué es la prostitución?
El estatus de la prostituta está relacionado con el estatus de la mujer en general, que es a su vez una medida del avance de una sociedad determinada. De ese modo, las condiciones que enfrentan las prostitutas varían ampliamente dependiendo de la época, el lugar y la clase social. Como escribimos en “Cruzada de los EE.UU. y la ONU contra el ‘tráfico sexual’” (Spartacist [Edición en español] No. 33, enero de 2005):
“Hay un mundo de diferencias entre la vida lujosa y llevadera de una dueña de un burdel de Hollywood como Heidi Fleiss (que igual terminó tras las rejas) y la de la prostituta callejera drogadicta e infectada de SIDA en un gueto empobrecido, sin opciones y sin salida. Sin embargo, todas las prostitutas son sometidas al oprobio social generalizado de la hipocresía y el moralismo burgueses, que las hace víctimas fáciles del abuso, las golpizas, la violación y el robo”.
El principal instrumento para la opresión de la mujer en la sociedad de clases es la institución de la familia, como explicó Friedrich Engels en su brillante obra El origen de la familia, la propiedad privada y el estado (1884). En las antiguas sociedades de cazadores-recolectores, las mujeres y los hombres vivían en igualdad y era la madre la que determinaba el linaje porque sólo podía establecerse con certeza la maternidad de un niño. Pero con el desarrollo de una clase dominante poseedora se hizo necesario establecer un criterio incuestionable para transmitir la propiedad, algo que estableciera sin ambigüedades la paternidad de los niños. Fue así como emergió la familia monógama, en la que el matrimonio representa la subyugación de las mujeres frente a los hombres; en palabras de Engels, fue “la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo”.
Fue la institución de la familia la que introdujo el dinero en las relaciones sexuales. Tanto en la contratación de prostitutas por hora como en la “adquisición” de una esposa, la familia y la opresión de la mujer están siempre basadas en la propiedad privada; básicamente, son sólo la moral religiosa y las leyes capitalistas las que marcan la diferencia entre el papel de esposa y el de prostituta. Los destacados científicos sexuales William H. Masters y Virginia E. Johnson (ninguno de ellos marxista) llegaron a la misma conclusión: “Es complicado definir la prostitución ya que los seres humanos siempre han utilizado el sexo para obtener lo que desean: alimentos, dinero, objetos valiosos, promociones y poder” (Sex and Human Loving [Sexo y amor humano], Little, Brown, 1988).
Al mismo tiempo, la gente no se constriñe a lo que prescriben los reaccionarios conceptos religiosos de moral relacionados con la institución de la familia. Divididos entre la compulsión de la sociedad de clases y sus deseos y emociones más íntimos, los seres humanos deciden ignorar las normas de “rectitud” en el comportamiento sexual. Durante la presentación del libro de Schwarzer, un parapléjico señaló que visitar prostitutas con frecuencia era su única posibilidad para experimentar la sexualidad. En respuesta, ¡Schwarzer lo puso en cintura diciéndole que lo que tenía que hacer era ponerse en serio a buscar una pareja!
El desprecio de Schwarzer por aquéllos que sufren el acoso y el aislamiento social en la sociedad capitalista va de la mano con su promoción de la feliz familia nuclear, en la que marido y mujer deben tener sexo sólo entre ellos (ver en su libro el artículo “Ayuda: Mi marido va al burdel”). Las personas que desean explorar el sexo “no convencional” y mantenerlo en secreto de su pareja o amigos porque contradice la “moral pública” imperante, frecuentemente recurren a prostitutas. No, lo que “brutaliza la lujuria” y “destruye la sexualidad” (como dice Schwarzer en su “Llamado” y en su libro) no es la prostitución: es la sociedad capitalista, represiva e inhumana.
Estamos en contra de que la prostitución sea considerada un crimen, pero consideramos que ésta es de cualquier modo un componente de la opresión de la mujer, análoga a la institución de la familia. En una sociedad sin clases, el cuidado infantil y las tareas domésticas colectivizadas sustituirán a la familia y permitirán que las mujeres participen plenamente en la vida social. El control natal y el aborto libre serán gratuitos, al igual que los servicios de salud de alta calidad. Sólo en una sociedad así podrá el sexo ser verdaderamente libre y basarse en el consentimiento mutuo, sin el acoso de los guardianes de la moral pública y la brutal represión policiaca. La única manera de llegar ahí es derrocando el sistema capitalista mediante una revolución obrera bajo la dirección de un partido leninista-trotskista, la expropiación de la propiedad privada de los medios de producción y su transformación en propiedad de la sociedad entera. La liberación de las prostitutas está ligada inseparablemente a la liberación de las mujeres en su conjunto; la prostitución desaparecerá sólo cuando la institución de la familia haya sido remplazada. ¡Por la liberación de la mujer mediante la revolución socialista!
Schwarzer, una feminista burguesa con una cómoda vida bajo el capitalismo, sostiene que los hombres son el enemigo (excluyendo desde luego a los policías, que comparten sus opiniones). En 1971, orquestó una historia de portada en la revista ilustrada Stern, en la que un grupo de mujeres se levantaron contra las leyes sobre el aborto, proclamando: “¡Tuvimos un aborto!”. Esto fue algo positivo. Sin embargo, a partir de entonces, Schwarzer debe su fama principalmente a las reaccionarias cacerías de brujas que ha emprendido, tanto contra los musulmanes como contra el Día Internacional de la Mujer, debido a los orígenes comunistas de éste. Se opone incluso a la ley liberalizadora sobre la prostitución aprobada en 2002 bajo el gobierno del SPD y los verdes, que, con desgano, intentó eliminar el concepto medieval de “atentado contra la moral pública”. Desde entonces, las prostitutas pueden, como no había sucedido nunca antes, presentar demandas legales para garantizar el pago de salarios y acceder a la cobertura del seguro médico y al derecho a los beneficios sociales.
Sin embargo, esta ley no implica de ninguna manera la completa despenalización. Todo lo contrario, afirma la Asociación Profesional de Servicios Eróticos y Sexuales (dentro de la que trabaja Hydra, un servicio de asesoría para la gente dedicada a la prostitución). La asociación lanzó un “Llamado A FAVOR de la prostitución” que afirma: “La ley no ha cambiado absolutamente nada en lo que respecta al derecho de la policía a irrumpir en lugares de prostitución en cualquier momento. Desde entonces, el número de redadas se ha incrementado” (sexwork-deutschland.de). Después de 2002, el sindicato de trabajadores de servicios, ver.di, estableció un “grupo de trabajo” para la prostitución dentro de su departamento de “servicios especiales”. Pero hacer modelos de contratos y cosas por el estilo no es suficiente. Ver.di es una de las mayores organizaciones de mujeres en este país, en la que mujeres alemanas e inmigrantes frecuentemente trabajan de la mano. Este sindicato integrado debe oponerse a la campaña del gobierno y movilizar su poder social a la cabeza de los inmigrantes y todos los oprimidos en la lucha por plenos derechos de ciudadanía para todos.
Guardianes “de izquierda” de la moral
No es de sorprender que la actual cacería de brujas contra la prostitución haya sido iniciada por Schwarzer, cuyo llamado fue suscrito por la organización femenil de los partidos democristianos y por muchos miembros del SPD. Pero también encontramos guardianes de la moral que se dicen “de izquierda”. La organización Sozialistische Alternative Voran (SAV, seguidores del seudotrotskista británico Peter Taaffe), que está liquidada en el Partido de la Izquierda, publicó en su sitio sozialismus.info (noviembre de 2013) un artículo titulado “Una perspectiva socialista sobre la industria del sexo y la prostitución”, escrito por Laura Fitzgerald, miembro de su organización fraterna en Irlanda. El artículo declara: “Es muy importante que ninguna prostituta sea criminalizada en modo alguno bajo los ojos de la ley”. Pero el SAV está a favor de una ley que revocaría o al menos modificaría la ley de 2002, escribiendo en el mismo artículo: “Los socialistas, sin embargo, deben oponerse completamente a la legalización total de la prostitución”. Después de dedicar unas cuantas palabras huecas a la brutalidad policiaca como instrumento de los intereses del estado, presentan su solución: “Es esencial que todos los Gardai [policías] sean instados a participar en entrenamientos regulares para saber cómo lidiar compasivamente con las víctimas y los sobrevivientes de la violencia sexual”.
¡Esto es un verdadero escándalo y una burla contra las víctimas de la violencia policiaca cotidiana, particularmente los inmigrantes! El SAV y su organización internacional, el Comité por una Internacional Obrera, son bien conocidos por sus intentos de “reformar” la policía y de crear “mejores condiciones de trabajo” para los policías (ver, por ejemplo, el folleto espartaquista de 1994 “Militant Labour’s Touching Faith in the Capitalist State” [La conmovedora fe de Militant Labour en el estado capitalista]). Su profundo reformismo socialdemócrata los lleva a aceptar, en esencia, las normas burguesas y los “valores familiares” impuestos por la policía, cuerpo armado del estado burgués. Con frecuencia hemos denunciado al SAV por esto, por ejemplo cuando una de nuestras camaradas intervino en sus “Días Socialistas 2004”. Como dimos cuenta en “SAV: Prohibidos el sexo, la diversión y los espartaquistas” (Spartakist No. 158, primavera de 2005):
“[Nuestra camarada] atacó el moralismo mojigato del SAV, contraponiéndolo a nuestra postura marxista de oposición a la intervención del estado en las relaciones sexuales y personales consensuadas. Esto incluye también a los denominados pedófilos, que son blanco de la persecución estatal por tener sexo con menores basado en un auténtico acuerdo consensual, es decir, sexo basado en un genuino acuerdo mutuo, lo que es completamente diferente del sexo forzado o bajo presión de hacer algo que la persona no entiende o no desea hacer. Los cuadros del SAV estallaron al oír esto”.
Hay un desasosiego generalizado en torno a la introducción de aún más leyes policiacas. Incluso la conservadora Frankfurter Allgemeine Zeitung escribió en el artículo del 19 de noviembre de 2013, “¿Están contentas las trabajadoras sexuales con su trabajo?”:
“¿Hay alguien que considere la prostitución un trabajo como cualquier otro? Sí que lo hay. ¿No se ven lastimadas, a pesar de esto? ¿Acaso la prostitución no causa daños permanentes? Estar sentada frente a una caja registradora, trabajar como empleada de limpieza, vender porquerías que la gente no necesita, como sucede en [la cadena de cosméticos] Douglas y empresas por el estilo, mantener en movimiento a esta sucia e inhumana rueda capitalista; ¿acaso no es también muy dañino mentalmente? ¿Hay alguien que haga esto por voluntad propia?”.
Los marxistas sostenemos que la prostitución es un “crimen sin víctimas”, como lo son el consumo de drogas, los juegos de apuestas, la pornografía o las relaciones sexuales con menores —todas actividades que bajo las leyes capitalistas están prohibidas del todo, o al menos fuertemente reguladas—. En muchos países, las leyes de “mayoría de edad” obligan a vivir sin sexo, particularmente sin sexo homosexual. Estamos contra cualquier tipo de intervención gubernamental en la vida sexual privada de los individuos. Decimos que sólo el consentimiento mutuo y el acuerdo de todas las personas involucradas deberían ser los factores decisivos en todos los actos sexuales. Pero también reconocemos que las relaciones auténticamente libres entre la gente son imposibles bajo este sistema de clases. Sólo una sociedad sin clases podrá liberar a las relaciones sexuales de la “moral” y de la compulsión económica o, como lo puso Engels de manera tan apta, permitirá que no tengan “más causa determinante que la inclinación recíproca”.
http://www.icl-fi.org/espanol/eo/41/germany.html
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El enfoque marxista de la liberación de la mujer - El comunismo y la familia ( 2 - 2 ) (Mayo de 2016)

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Pero, ¿cómo se logrará esta reducción y redistribución del trabajo doméstico? En la transición de la dictadura del proletariado al comunismo pleno, la transformación de la familia es un corolario de la expansión de la producción y el aumento de la abundancia. Su extinción o desintegración es resultado del éxito económico. En el proceso, será remplazada por nuevas formas de vivir que serán inconmensurablemente más ricas, humanas y gratificantes. Bien puede haber la necesidad de desarrollar algunas reglas en el curso de esta transformación conforme la gente busque nuevos modos de vida. En el periodo de transición, será la tarea del colectivo democrático de los obreros, el soviet, construir alternativas y guiar el proceso.
Vogel no plantea la cuestión crucial: cuando la mujer se libere de la esclavitud doméstica, ¿será libre para hacer qué? ¿La reducción del tiempo que pase en el trabajo doméstico será compensada por un aumento comparable en el tiempo que pase en su trabajo, dos horas menos lavando ropa y trapeando pisos, dos horas más en la línea de ensamblaje de la fábrica? Ésa ciertamente no es la idea marxista de la liberación de la mujer.
Remplazar el trabajo doméstico y la crianza de los niños con instituciones colectivas son aspectos de un cambio fundamental en la relación entre producción y tiempo de trabajo. Bajo una economía socialista planificada, todo tipo de actividad económica —desde la producción de acero y computadoras hasta la limpieza de la ropa, los pisos y los muebles— pasará por un constante y rápido aumento en la cantidad de producto por unidad de trabajo aplicado. Mucho antes de que se logre una sociedad comunista, es probable que la mayor parte del trabajo doméstico ya se haya automatizado. Más en general, habrá una reducción continua del tiempo de trabajo total necesario para la producción y el mantenimiento de los bienes de consumo y los medios de producción.
En una sociedad plenamente comunista, la mayor parte del tiempo será lo que ahora llamamos “tiempo libre”. El trabajo necesario absorberá una porción tan pequeña de tiempo y energía que cada individuo se lo concederá libremente al colectivo social. Todos dispondrán del tiempo y de los recursos materiales y culturales necesarios para realizar trabajo creativo y gratificante. En los Grundrisse (1857), Marx cita la composición musical como ejemplo de trabajo genuinamente libre.
Los “feministas socialistas” falsifican la doctrina y la práctica bolcheviques
En 2005, Sharon Smith, figura dirigente de la ISO que se pretende una teórica, publicó un libro, Women and Socialism: Essays on Women’s Liberation (La mujer y el socialismo: Ensayos sobre la liberación de la mujer, Haymarket Books), del cual se espera una nueva edición revisada y expandida para este año [2015]. Un extracto de esta nueva edición, “Theorizing Women’s Oppression: Domestic Labor and Women’s Oppress-ion” [Teorizando sobre la opresión de la mujer: El trabajo doméstico y la opresión de la mujer], publicado en International Socialist Review (marzo de 2013), delinea lo que la ISO define como su nuevo enfoque del feminismo. La “teorización” de Smith se basa en gran medida en el concepto de que el trabajo doméstico no remunerado es el fundamento de la opresión de la mujer, como lo presenta Vogel en Marxism and the Oppression of Women: Toward a Unitary Theory.
Smith comienza criticando a Karl Marx y Friedrich Engels, un requisito esencial para acceder al medio feminista pequeñoburgués: “La manera en que Marx y Engels describen la opresión de la mujer presenta frecuentemente componentes contradictorios: en algunos sentidos cuestionando fundamentalmente el status quo de género, pero meramente reflejándolo en otros”. Smith critica incluso más agudamente la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia, un evento que los liberales, feministas o no, consideran en el mejor de los casos un experimento utópico fallido y, en el peor, el nacimiento de un estado policiaco totalitario.
Haciéndole el juego a los prejuicios anticomunistas, Smith afirma que los bolcheviques apoyaron el papel tradicional de la mujer, haciendo de la maternidad el más alto deber social: “A pesar de los enormes logros de la Revolución Rusa de 1917 —incluyendo la legalización del aborto y el divorcio, el derecho al voto y a contender por puestos públicos y la abrogación de leyes que criminalizaban la prostitución y la sexualidad gay—, ésta no produjo una teoría capaz de enfrentar las normas naturales heterosexuales o la prioridad dada al destino maternal de las mujeres”. Smith procede a citar una declaración de John Riddell, un historiador izquierdista que frecuentemente publica en la International Socialist Review de la ISO: “Las mujeres comunistas en ese periodo veían el tener hijos como una responsabilidad social y buscaban ayudar a las ‘mujeres pobres que desean experimentar la maternidad como la más elevada felicidad’”.
Apoyándose en una cita sacada de contexto, Smith y Riddell falsifican la doctrina y la práctica bolcheviques. Los bolcheviques veían el remplazo de la familia a través de métodos colectivos para la crianza de los niños no como un objetivo distante en una futura sociedad comunista, sino como un programa que estaban empezando a implementar en el estado obrero ruso soviético existente. Alexandra Kollontai, una de las dirigentes del trabajo bolchevique entre las mujeres, abogó por instituciones socializadas que asumieran completa responsabilidad por los niños y su bienestar físico y sicológico desde la infancia. En su discurso al I Congreso de Mujeres Trabajadoras de Toda Rusia en 1918, declaró:
“Gradualmente, la sociedad se hará cargo de todas aquellas obligaciones que antes recaían sobre los padres...
“Existen ya casas para los niños lactantes, guarderías infantiles, jardines de la infancia, colonias y hogares para niños, enfermerías y sanatorios para los enfermos o delicados, restaurantes, comedores gratuitos para los discípulos en escuelas, libros de estudio gratuitos, ropas de abrigo y calzado para los niños de los establecimientos de enseñanza. ¿Todo esto no demuestra suficientemente que el niño sale ya del marco estrecho de la familia, pasando la carga de su crianza y educación de los padres a la colectividad?”
—“El comunismo y la familia”, Editorial Marxista, Barcelona, 1937
En una sociedad socialista, el personal encargado del cuidado y la educación en guarderías, jardines de niños y las escuelas preescolares estará compuesto de hombres y mujeres. De este modo —y sólo de este modo—, podrá eliminarse la división ancestral del trabajo entre hombres y mujeres en el cuidado de los niños pequeños.
El punto de vista de Kollontai acerca del futuro de la familia no era inusual entre los dirigentes bolcheviques. En La mujer, el estado y la revolución: Política familiar y vida social soviéticas, 1917-1936 (Ediciones IPS, 2010), Wendy Goldman, una académica estadounidense de simpatías liberales feministas, escribe que Aleksandr Goijbarg, el principal autor del primer Código Sobre el Matrimonio, la Familia y la Tutela (1918), “alentaba a los padres a rechazar ‘su amor estrecho e irracional por sus hijos’. Según su punto de vista la crianza del estado ‘proveería resultados ampliamente superiores al abordaje privado, individual, irracional y no científico de padres individualmente “amorosos” pero “ignorantes”’”. Los bolcheviques no buscaban únicamente liberar a las mujeres del fastidio doméstico y la dominación patriarcal, sino también liberar a los niños de los efectos, frecuentemente nocivos, de la autoridad parental.
Los bolcheviques y el cuidado colectivo de los niños
Haciendo eco de Vogel, Smith escribe:
“Si la función económica de la familia obrera, tan crucial en la reproducción de la fuerza de trabajo para el sistema capitalista —y que al mismo tiempo forma la raíz social de toda la opresión de la mujer—, fuera eliminada, se sentarían las bases materiales para la liberación de la mujer. Este resultado sólo puede empezar a obtenerse mediante la eliminación del sistema capitalista y su remplazo por una sociedad socialista que colectivice el trabajo doméstico antes asignado a las mujeres”.
Aquí, el uso que hace Smith del término “trabajo doméstico” resulta ambiguo. ¿Se refiere únicamente a los quehaceres domésticos y al cuidado físico de los niños pequeños? ¿Y qué hay del “trabajo doméstico” que implica lo que se considera la tutela parental hoy día en EE.UU.? Smith no nos lo dice. Simplemente ignora la cuestión de las relaciones interpersonales entre las madres y sus hijos: escuchar y hablar con ellos de sus problemas, deseos y miedos; enseñarles los primeros pasos en el lenguaje y las bases de higiene, seguridad y otras tareas prácticas; jugar con ellos; ayudarles con su tarea. Al ignorar estas interacciones como parte del dominio colectivo, la idea del socialismo de Smith es enteramente compatible con la preservación de la familia, excluyendo los quehaceres domésticos.
¿Por qué esta ambigüedad en una cuestión tan crucial? La ISO apela a los jóvenes idealistas de la izquierda liberal promoviendo una versión del “marxismo” adaptada a sus puntos de vista y a sus prejuicios. Esta organización no toma casi nunca una posición sobre tema alguno que sea verdaderamente impopular en el medio de los radicales liberales estadounidenses. Las jóvenes feministas encontrarán muy atractiva la idea de una vida familiar sin quehaceres domésticos. Pero, ¿abandonar la perspectiva de un hogar familiar propio y la preocupación exclusiva por sus “propios” hijos? La audiencia pequeñoburguesa a la que se dirige Smith se horrorizaría ante el programa bolchevique para la transformación de la vida cotidiana a través de los métodos colectivos de vida. Como escribió Kollontai:
“La mujer, a la que invitamos a que luche por la gran causa de la liberación de los trabajadores, tiene que saber que en el nuevo estado no habrá motivo alguno para separaciones mezquinas, como ocurre ahora.
“‘Estos son mis hijos. Ellos son los únicos a quienes debo toda mi atención maternal, todo mi afecto; ésos son hijos tuyos; son los hijos del vecino. No tengo nada que ver con ellos. Tengo bastante con los míos propios’.
“Desde ahora, la madre obrera que tenga plena conciencia de su función social, se elevará a tal extremo que llegará a no establecer diferencias entre ‘los tuyos y los míos’; tendrá que recordar siempre que desde ahora no habrá más que ‘nuestros’ hijos, los del estado comunista, posesión común de todos los trabajadores”.
En 1929, el Partido Comunista (PC) ruso todavía llamaba por la extinción de la familia, a pesar del ascenso al poder político de una casta burocrática conservadora dirigida por I.V. Stalin cinco años antes. Pero como escribimos en “La Revolución Rusa y la emancipación de la mujer”: “Para 1936-37, cuando la degeneración del PC ruso ya estaba completa, la doctrina estalinista declaró eso un ‘craso error’ y llamó por una ‘reconstrucción de la familia sobre una nueva base socialista’”.
La familia como una construcción social
Mientras que Smith y Riddell afirman falsamente que el régimen bolchevique de los primeros años apoyaba el papel tradicional de las mujeres como principales cuidadoras de sus niños pequeños, Goldman lo critica por no hacerlo:
“Los bolcheviques les adjudicaban poca importancia a los poderosos lazos emocionales entre padres e hijos. Asumían que la mayor parte del cuidado necesario de los niños, hasta de los más pequeños, podía ser relegado a empleados públicos pagos. Tendían a menospreciar el rol del lazo madre-hijo en la supervivencia infantil y el desarrollo del niño en edad temprana, por más que hasta un conocimiento rudimentario del trabajo de guarderías pre-revolucionarias hubiera revelado las tasas de supervivencia escandalosamente bajas para niños pequeños en contextos institucionales y los obstáculos para el desarrollo infantil sano”.
Esta analogía es completamente inválida. El trato y la suerte de los niños pequeños en los empobrecidos orfanatorios de la Rusia zarista no pueden ser comparados de ningún modo con el cuidado colectivo de los niños en una sociedad revolucionaria. Un estado obrero, particularmente en un país económicamente avanzando, tendría los recursos humanos y materiales para proporcionar un cuidado para los niños pequeños muy superior en todos los aspectos al de una madre en el contexto privado del hogar familiar.
Más aún, los bolcheviques pusieron gran énfasis en la salud y el bienestar de las madres y los niños. El Código Laboral de 1918 proporcionaba un descanso pagado de 30 minutos al menos cada tres horas para alimentar a un bebé. El programa de seguridad maternal implementado ese mismo año proveía una licencia por maternidad pagada de ocho semanas, recesos para el cuidado infantil e instalaciones de descanso en las fábricas para las mujeres en el trabajo, cuidado pre y postnatal gratuito y pensiones en efectivo. Con la red de clínicas de maternidad, consultorios, comedores, guarderías y hogares para las madres y los bebés, este programa probablemente fue la innovación más popular del régimen soviético entre las mujeres.
Los feministas en EE.UU. y otros lugares denuncian frecuentemente la proposición de que “la biología determina el destino” como una expresión de machismo. Y, sin embargo, Goldman asume que las mujeres, o incluso los hombres, que no tienen relación biológica con los bebés ni los niños pequeños son incapaces de desarrollar los mismos sentimientos de protección hacia ellos que sus madres biológicas. Los padres de niños adoptados probablemente tendrán algo que decir contra esta idea. Pero la práctica moderna de la adopción en EE.UU. también está basada en la idea de que sólo en el contexto de una “familia” —ya sea de madre y padre biológicos, padres adoptivos o padres gay o transgénero— los niños pueden recibir el cuidado y el amor necesarios. Lejos de ser un hecho natural, la idea de que los niños sólo pueden desarrollarse con éxito en el contexto de una familia es una construcción social.
Cuando la gente vivía como cazadores-recolectores (durante la vasta mayoría de los 200 mil años en los que ha existido nuestra especie), la banda o la tribu, no “la pareja”, era la unidad básica de la existencia humana. Un ejemplo del pasado no muy distante viene del testimonio de los misioneros jesuitas del siglo XVII entre el pueblo de cazadores naskapi de Labrador. Como lo cuenta Eleanor Burke Leacock en su magnífica introducción a El origen de la familia, la propiedad privada y el estado de Engels (International Publishers, 1972), los jesuitas se quejaban de la libertad sexual de las mujeres naskapi, señalándole a un hombre que “no estaba seguro de que su hijo, que estaba ahí presente, fuera su hijo”. La respuesta del naskapi es reveladora: “Ustedes no tienen sentido. Ustedes los franceses aman sólo a sus propios hijos; pero nosotros amamos a todos los niños de nuestra tribu”.
La desaparición de las clases y la propiedad privada bajo el comunismo conduciría inevitablemente a la completa libertad en las relaciones sexuales y a la desaparición de cualquier concepto de legitimidad e ilegitimidad. Todo el mundo tendría acceso a los beneficios completos de la sociedad por el sólo hecho de ser ciudadano del soviet internacional.
La familia como portadora de la ideología burguesa
Vogel y Smith limitan implícitamente el concepto de trabajo doméstico a las actividades físicas. De ese modo, Smith escribe: “Las actividades cotidianas de la familia aún giran alrededor de la alimentación, el vestido, la limpieza y el cuidado en general de sus miembros, y esa responsabilidad aún recae principalmente en las mujeres”. Pero criar hijos con miras a su eventual ingreso al mercado laboral no es como criar becerros y corderos para el mercado ganadero. La reproducción de la fuerza de trabajo humana no tiene sólo un componente biológico, sino también uno social, es decir ideológico. Llevar a un niño a la iglesia o a recibir educación religiosa también es una forma de trabajo doméstico, importante a su modo para la preservación del sistema capitalista; lo mismo sucede con llevar a un niño a ver una película que glorifica los “valores familiares”, el patriotismo, etc. La familia es la principal institución a través de la cual la ideología burguesa en sus distintas formas se transmite de una generación a la siguiente.
En El ABC del comunismo (1919), escrito por dos dirigentes bolcheviques, Nikolai Bujarin y Evguenii Preobrazhensky, se explica cómo la diminuta minoría de capitalistas no puede dominar a la clase obrera utilizando sólo la fuerza física y la coerción impuestas por la policía y el ejército. La preservación del sistema capitalista también requiere de la fuerza de las ideas:
“La burguesía comprende que no puede someter a la clase obrera con la sola fuerza bruta. Sabe que es necesario nublar también el cerebro... El estado capitalista educa especialistas para el acretinamiento y la doma del proletariado: maestros burgueses y profesores, curas y obispos, plumíferos y periodistas burgueses”.
Bujarin y Preobrazhensky señalaron tres instituciones fundamentales para mantener el dominio ideológico de la burguesía: el sistema educativo, la iglesia y la prensa (los medios masivos actualmente incluyen también al cine, la televisión y el Internet).
En los países capitalistas avanzados, en los que los niños son normalmente considerados propiedad de sus padres, la familia tiene relaciones distintas con cada una de esas instituciones. A partir de los cinco o seis años, los niños están legalmente obligados a asistir a la escuela (pública o privada) y los niños más chicos con frecuencia van a preescolar. Desde muy temprana edad, los niños ven televisión; algunos padres, más frecuentemente las madres, controlan lo que ven. A diferencia de los maestros y los productores de televisión, los clérigos no tienen un acceso tan automático a los niños pequeños: en EE.UU. y otros países, los padres deciden si sus hijos reciben adoctrinamiento religioso o no. Al menos al inicio, este adoctrinamiento les es impuesto a los niños en contra de sus deseos subjetivos. Probablemente no hay en el planeta un niño de cuatro o cinco años que prefiera asistir a servicios religiosos en vez de jugar con otros niños.
Tomemos el caso de un niño de diez años cuyos padres son católicos practicantes. Desde que tiene memoria lo han llevado a misa. Ha ido a una escuela católica en vez de ir a la escuela pública, o adicionalmente a ésta. En casa, ha escuchado rezos antes de cada comida y experimentado múltiples expresiones de fe religiosa en la vida doméstica cotidiana. Hay grandes probabilidades de que un niño como éste suscriba las creencias y doctrinas católicas al menos hasta una etapa posterior de su vida en la que se vea libre de la autoridad de sus padres.
Por otro lado, veamos ahora el caso de un niño de diez años cuyos padres no son religiosos. Su conocimiento de la religión está limitado a lo que ha aprendido en la escuela pública e información ocasional obtenida de programas de televisión, películas y discusiones con otros niños de mentalidad religiosa. Un niño así casi seguramente no será religioso. Pero no tener religión no inmuniza a un niño de otras formas probablemente “progresistas” de ideología burguesa. Un niño criado por padres que suscriben el “humanismo secular” muy probablemente se considerará políticamente liberal en EE.UU. o socialdemócrata en Europa, y probablemente demostrará elitismo intelectual. Así mismo, existe una corriente del libertarismo ateo (asociada con Ayn Rand) que glorifica el individualismo egoísta y el capitalismo de “libre mercado”. La religión no es la única forma de ideología burguesa reaccionaria.
La familia oprime a los niños al igual que a las mujeres, y deforma muchísimo la conciencia de los hombres también. Los feministas, liberales y “socialistas”, ignoran este hecho social fundamental, si no es que abiertamente lo niegan. Para éstos, reconocer que la opresión de los niños es intrínseca a la familia significaría (¡horror de horrores!) criticar el comportamiento socialmente condicionado de las mujeres en su papel de madres. Marxistas autoproclamados como Vogel y Smith, que promueven la tesis de que el trabajo doméstico es la base de la opresión de las mujeres, tratan implícitamente a las mujeres como si sólo hicieran bien a sus hijos.
Contra la represión sexual de los niños
Aunque la mayoría de los feministas condenarían el abuso físico de los niños, en los hechos permanecen indiferentes al abuso sicológico. Por tomar sólo un ejemplo, los hijos de padres fundamentalistas cristianos (católicos o protestantes) sufren la tortura mental de creer que irán al infierno si no se portan bien.
La represión sexual de los niños, que se extiende a la adolescencia, está bastante más extendida y causa daños sicológicos más graves. La sociedad capitalista está diseñada para penalizar la expresión de sexualidad de los niños desde el nacimiento. Incluso los padres más instruidos no pueden proteger a sus hijos de la ideología moralista y antisexo que permea la sociedad estadounidense —desde los pasillos decorados en azul y rosa en las jugueterías hasta la prohibición de desnudez en público y la demonización de la actividad sexual de los niños, incluida la masturbación—. Como principales cuidadoras de los bebés y los niños pequeños, las madres (más que los padres), inician el proceso de represión sexual, enseñándoles a los niños a sentirse avergonzados de sus cuerpos y a suprimir su curiosidad natural.
August Bebel, uno de los principales dirigentes de la socialdemocracia alemana a finales del siglo XIX y principios del XX, parece un libertario sexual radical en comparación de los “feministas socialistas” de hoy en día. En La mujer y el socialismo, insistía:
“La satisfacción del instinto sexual es asunto personal de cada uno lo mismo que la satisfacción de cualquier otro instinto natural. Nadie tendrá que dar cuentas a otro ni se entremezclará nadie a quien no se le llame... El hecho de que desaparezca esa vergüenza tonta y ese ridículo secreto para hablar de las cosas sexuales, dará al trato entre los sexos una forma mucho más natural que hoy” [énfasis en el original].
Uno puede leer cientos de páginas escritas por los “feministas socialistas” modernos sin encontrar un solo argumento de que una sociedad socialista le permitirá a todo mundo satisfacer mejor sus deseos y necesidades sexuales.
El futuro comunista
Bajo el comunismo, la gente tendrá la genuina y auténtica libertad de construir y reconstruir sus relaciones interpersonales. Desde luego, esta libertad no es absoluta. La humanidad no puede trascender sus características biológicas y su relación con el entorno natural. El hombre y la mujer comunistas también envejecerán y morirán. Tampoco es posible borrar por completo el pasado y construir la sociedad desde cero. La humanidad comunista heredará, para bien y para mal, el legado cultural acumulado de nuestra especie. No podemos s aber qué prácticas sexuales existirán en la sociedad comunista porque serán determinadas en el futuro. Cualquier proyección, y más aún una prescripción, llevaría consigo las actitudes, los valores y los prejuicios formados en una sociedad de clases represiva.
Una diferencia fundamental entre los marxistas y los feministas, ya sean liberales o supuestamente socialistas, es que nuestro objetivo final no es la equidad entre los géneros como tal, sino el desarrollo progresista de la especie humana en su conjunto. La crianza comunal de los niños bajo condiciones de abundancia material y riqueza cultural producirá seres humanos cuyas capacidades mentales y bienestar sicológico serán vastamente superiores a las de la gente en esta sociedad empobrecida, opresiva y dividida en clases. En un discurso de 1932 acerca de la Revolución Rusa, “¿Qué fue la Revolución Rusa?”, León Trotsky dijo:
“Verdad es que la humanidad ha producido más de una vez gigantes del pensamiento y de la acción que sobrepasaban a sus contemporáneos como cumbres en una cadena de montañas. El género humano tiene derecho a estar orgulloso de sus Aristóteles, Shakespeare, Darwin, Beethoven, Goethe, Marx, Edison, Lenin. ¿Pero por qué estos hombres son tan escasos? Ante todo, porque han salido, casi sin excepción, de las clases elevadas y medias. Salvo raras excepciones, los destellos del genio quedan ahogados en las entrañas oprimidas del pueblo, antes que ellas puedan incluso brotar. Pero también porque el proceso de generación, de desarrollo y de educación del hombre permaneció y permanece siendo en su esencia obra del azar; no esclarecido por la teoría y la práctica; no sometido a la conciencia y a la voluntad...
“Cuando haya terminado con las fuerzas anárquicas de su propia sociedad, el hombre trabajará sobre sí mismo en los morteros, con las herramientas del químico. Por primera vez, la humanidad se considerará a sí misma como una materia prima y, en el mejor de los casos, como un producto semiacabado físico y psíquico. El socialismo significará un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad. También es en este sentido que el hombre de hoy, lleno de contradicciones y sin armonía, franqueará la vía hacia una nueva especie más feliz”.
http://www.icl-fi.org/espanol/eo/45/familia.html
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